Revista Hola PR / El Librepensador / Indice / Hola / Gaceta Virtual / You Tube / Iris Miranda / LIBROS / Esteta caribeño / Carlos López Dzur: Escritor chacaloso / Revista eNCUENTRO AL sUR / ABEYNOPor un camino vecinal de Perchas al Casco urbano de San Sebastian, vive Dionisio Liciaga, con su esposa Carmen González, cinco años menor que él. El es dueño de una finca de cultivo general en el barrio Calabazas. Emplea en sus labores a Carmelo, su hijo. Como es fuerte, a los 24 años, éste corta la caña a machete, con la ayuda de Juan, otro hermano. Don Dionisio ya no puede. Los años pesan para el trabajo duro y él tiene que educar filosóficamente al niño de la esperanza.
CELO EL CUERPO DE PEDRO LICIAGA
a mi amiga Nereida Liciaga,
crecida en New York y residente en Orlando, FL
Pedro, el tercero de los hijos, es el único que va a la escuela y no hay muchas escuelas ni en el Pueblo ni en el campo. Dionisio Liciaga arguye que a éste, el chicuelo de 12, lo inducirá al racionalismo optimista de la vieja cepa Liciaga Juarbe que, de modo indubitable, fue la de Fermín, aquel delegado en la Junta Municipal de José Ignacio Irizarry en 1873.
Hoy, en 1910, Don Dionisio dice que a él le toca formar entroques adecuads para el muchacho. Los tiempos son más difíciles que lo que fueron con España. Y él cela el cuerpo de Pedro. O más nbien, aunque está en la edad de la punzada, con las hormonas vivas en todo el cuerpo, él no dehjará que ni cuerpo ni alma se convierta en una olla de husmo. Una unidad desgajada por los pudrimientos. Con 50 años encima, don Dionisio cela todo lo que tiene materialmente en Calabazas y en memoria de historia vivida
Recuerda que en los años de Fermín Liciaga Juarbe, la familia tenía más que hoy en términos materiales. De los primeros Alcaldes, sino el primero, que inauguró la Casa del Rey que fue iniciativa de Miguel López de Victoria, Manuel María Liciaga fue uno. Nació en España como Juan José, ex-Alcalde también y hacendado. Hombres creyentes en la aristocracia iluminada y en sus modelos prusianos de absolutismo, al estilo de Federico II, al casare miraban hacia cepas afines. Entonces, se prefería a los González de la Cruz, hembras de los pioneros. Cecilio Liciaga, nacido en 1856, tuvo la osadía de llevar a Ramona González a las sínsoras de Hoyamala antes de 1898 y de él nació Edelmira, la Hermosa. Fermín es el mismo ejemplo y, mira la dimensión de la belleza como en una noosfera .Y, claro está, que él, Dionisio quien eligió una González de Perchas.
Doña Carmen, «porque la Naturaleza es una maravilla y la vida natural con lo que más sorprende es con belleza», procreó a Solaida Liciaga. Don Dionisio está chocho con su hija que, a los 11 años de edad, como es crianza de antiguo, madruga, ordeña los becerros y las cabras. Da de comer y de beber a pollos, gallinas, cerdos y cuanto bestezuela existe en los alrededores. En este optimismo natural, no hay trapo rojo. La lengua se place en secularismo, con ribetes prometeicos, moral natural y rebeldías contra lo eclesial y dogmáticamente impuesto y canónico. En ese sentido, Solaida no es blanda. Entiende que no es menos que el héroe que roba el fuego de Hefestos. Roba el rayo que castiga, si quedara prohibido; pero convierte la dureza del rayo, del celo ígneo, en milagro salvador del campo. Ella labora por el bienestara general. Su familia. «Es bueno saber para quien se trabaja», suele decir Don Dionisio.
También así es su madre, Doña Carmen, la Tía Estefanía Liciaga Juarbe y es Edelmira, la nena hermosa de Fermín Liciaga. Creen que la mujer salva los pueblos. Que son las maravillas de la Naturaleza, pero no la acosa la virtud malentendida de los dogmáticos que crean valores de inmortalidad sin sustancia, o lo inefable o lo impráctico. No se piensan encadenadas al Cáucaso, comidas por las águilas que apetecen sus hígados. El proceso verbal y espiritual de los Liciaga, el mito de lo hercúleo en ellos, incluyendo a sus hembras en la prole, es que el campo prevalecerá. Nadie sacará el corazón por la boca con culpa. miedo, vergüenza, nadie vomitará los hígados y dirá: «Este es el yermo en la Cáucaso».
Ahora que todos están reunidos para el desayuno, Don Dionisio repasa que, si bien han perdido riqueza en términos materiales, si bien ya no hay que bailar como Fermín Liciaga bailó de contento con la destitución del Cura Claudio González de la Iglesia del Pueblo, en días de la Abolición de la Esclavitud, sí se puede eimitar a un David fervoroso que baila desnudo por todo Israel. El más pequeño de sus varones cumplió los 13 años. Hay que procurar que Pedro siga en la escuela. Hay que producir médicos y abogados, hombres cultos y entendedores, en la tradición de optimismo racionalista en que creyó el Dr. Manuel Epifanio Liciaga. «Cuando España, que nos había abandonado, se dio cuenta del error de quitarnos los derechos naturales de la ciudadanía, nos extendió el Título Primero de la Constitución de 1869 y Fermín Liciaga, junto a Manuel Joaquín Cabrerro y el Alcalde Irizarry, bailaron frente a la Alcaldía y fue un 19 de agosto, como el día que nacíste, Pedro, pero, hace 27 años... Con el tiempo, pese a esta alegría, no se ha bailado más en Pepino como en aquellos días de 1873... y, ¿por qué falta el regocijo? porque ya no celamos el cuerpo de la patria, ya no creemos que, aún en lo poco que tenemos, hay maravilla y que vale la pena proteger la belleza de este principio. Ya no hablamos de corazón a corazón, sino que sangramos los hígados. InvItamos a los buitre y las águilas a que vengan a la roca donde estamos, a que nos encadenen y nos quieten los propósitos.... pero, Solaidita, mi sol de once añitos, celo tu cuerpo en la Gonzalera de Calabazas, Hoyamala y Perchas. No hay colaboradora más tierna y leal para tu madre, que es la Patria misma en sus comienzos, porque los González de la Cruz nos dieron rumbos en los montes. No hay colaboradores más fuertes que ustedes, mis hijos varones. Lo que hacen en el campo, con su labor, con la caña, no es poco. Fabricando el melao, sobrevivimos y la tala del campo coauxilia. Les doy las gracias en nombre de Pedro... Hoy el cumple la edad de 13 años. Y vamos a darle un regalo. La escuela. Vamos a asegurar ahora que los primos Angulo Liciaga, Francisco y Juan, lo porcuran que vaya y se eduque... Ahora los tiranos, desde los hígados, engañan y se es más egoísta, con banders falsas».
14-12-2002
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Un relato muy interesante que la buena narrativa nos transporta a la historia. Me gustó mucho. Saludos
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