Sunday, October 12, 2014

DIA DE LA RESISTENCIA INDIGENA ORIGINARIA: 12 DE OCTUBRE





TE DIRE QUIEN SOY

a Sonia Migdalia Rosa...

«... Llámame a un behique y te diré quién soy... [...] y le pregunta: Dime quién eres y qué haces aquí y, que quieres de mí y por qué me has hecho llamar, 'Dios', si quieres que te corte o si quieres venir conmigo y cómo quieres que te lleve, que yo te construiré una heredad». Fray Ramón Pané, Relación acerca de las antigüedades de los indios (1498)

            Antes de que Agüeybaná, Gran Sol de Boriken, entrara al bosquecillo, donde un árbol conversara con el poder del Yaya, en presencia del riachuelo de Jagua que recorre las orillas y la tiniebla esparcida en la noche, en ese monte donde pocos van, sólo visitado por behiques y almas tutelares de humanos perdidos que amaron sus cuerpos y ya no lo tienen, el Valiente Cacique invocó a la Gran Madre, cuyo nombre es Atabey.
            «En aquella tierra, donde Jagua tiene su río más pequeño, voces líquidas como el llanto, hay un árbol que habla», comenzó a decir Agüeybaná.
«No es temor porque yo amo a Jagua, pero, un vecino se topó con el árbol y vino con espanto. El árbol le dijo: Llama a un behique. Quiero que él sepa quién soy».
            Y Agüeybaná percibió mucho miedo de aquel nitaíno, ha sido cauteloso e invoca a la misericordiosa Atabey, cuyas energías lo armonizan todo. El pudiera enviar a sus mejores behiques que laboran y bendicen el área de la bahía. Mas es sabio y conoce las artes de hechiceros, como si fuera uno en la costumbre. El prefiere los asuntos administrativos y políticos del yucayeque.
            Y el miedo que supo en aquel hombre lo tiene preocupado. No se atrevió a darle detalles; pero al árbol le urge decir quién es al behique y como funciona la naturaleza en su caso.
            «¡Qué simple, pero honesta es la gente de la naboría! que no dice con palabras lo que no entiende; pero, expresa su temor con los ojos y su temor con las manos! Quiero ir yo. Que no vaya un behique.
El mensaje fue escueto:  'Quiero que él sepa quién soy', y yo en ayunos, con pedidos en mi vejez, me preparo para dar bienvenida a una Alteza de rango y la sueño, como si la cohba la pusiera ante mi presencia para que me arrodille y diga: Baharí, Matumberí, humilde a tus pies estoy para servirte... Dime cómo complacerte. Desde antes de verte, percibí el olor de tu espíritu y del lugar del que vienes, y no es un mundo cercano, es un Lugar de Señores... Déjame aludirte como Baharí. Seguramente, él con Yaya, tiene tratos y será bendición para nuestros yucayeques».
            Después de invocaciones y ruegos a Atabey, en cuclillas ante sus altares, la naboría le vio despidiéndose. Fue una mañana. Salía hacia un bosque, monte donde los árboles hablan en las noches y consuelan a ríos que parece que lloran por las penas de Jagua. Quien haya sido Jagua, diosa o cacique, debió ser muy hermosa, sentimental y amada porque los montes la lloran y la noche ahuyenta a quienes ven sus ríos, sus transformados gimos, y no se compadecen.
            Caminó días, esperó la noche, cuando los primeros indicios se vieron del río. Y como un grito de victoria, su corazón dijo: 'Manikato, voy a conocer el árbol de Baharí y le diré, 'mi alteza', Matumberi. Y sacó de un bolso de henequén que llevó consigo, un arpón que tenía tallado en madera y piedra y la concha de un concha de caracol, que era la más hermosa que tenía para escuchar qué rumora un caracol, transmitiendo al dios invisible después de la inhalación de cojoba... y cuando puso a la orilla del río, sus obsequios. Se hizo noche de golpe o se detuvo el tiempo. Y sintió cómo unas ramas se agitaban con su intenso trémulo, aunque no había ni frío ni brisa. Sólo la deliciosa calma de un pensamiento refugiado en misericordia de Atabey, Madre Tierra de los taínos de Boriken.
            «Valiente / taíno», lo llamo desde el árbol.
            «Dime quién eres y qué haces aquí, si tu reino es Baharí... ¡Alteza, te he soñado, antes que me mandaras a buscar con un hombre miedoso! Dime qué quieres de mí y por qué me has hecho llamar, 'dios'»
            «Valiente / taíno, sé que eres bueno y generoso y yo, en cambio, estoy cautivo en un árbol, incapacitado para aborrecerte», le dijo. «No soy tal vez quien imaginas; pero, al menos, custodio a mi princesa de Cuba el río que regaló a tus campos».
            «Entonces, dime quién eres... Y si quieres que te corte o si quieres venir conmigo y cómo quieres que te lleve, o te cargue... si te echo al rio, pues te construiré una heredad y utilizaré tu caoba para mis altares».
            «Guamá es mi nombre y, si honras tu deseo de liberar mi alma del cautiverio en el árbol, te seré aliado cuando inicie la guerra (1511); te diré a quién esperas... porque, valiente como tu sobrino eres, a él, a quien se le llamará El bravo porque la alteza del Baharí que esperas entrará en él; y será llamado dios-espíritu cuando muera... Tú, Gran Sol, verás demonios blancos. Por cortesía, les darás la bienvenida y, calculando en tus sabidurías, él querrá tu nombre y escuchar tu areyto. Tu nombre no se lo ofrezcas, ni los honres, son invasores... y purifica las cuevas donde entierres a tu madre y la madre de tu sobrino porque el Demonio Blanco le dio el nombre de Doña Inés; pero ha escupido sobre el rito y no lo entiende. Ha maldito en privado los huesos de nuestros vivos… Imagina que hará cuando, al morir, trascendamos, si acaso nos descubriera en la brisa o hablando con un ombligo oculto desde un árbol... Valiente / taíno, busca al behique más sabio y te diré quién soy. Llama al artesano que con el árbol me haga un dujo, ditas y jitacas, para llevárselas de regalo a Casiguaya, mi enamorada, con quien pienso casarme... Y dame un garrote, armas con tu bendición para la batalla porque viene un Guamikena Blanco y Yuquibo, Yureibo y Cacimar nos darán el ejemplo, saliendo a la autodefensa por razón identitaria de la isla. A quien viene y diste bienvenida combatiremos porque no es pueblo bueno. Tampoco son inmortales. No son dioses generosos. Vienen a matarnos, si antes no los matamos a ellos».
            Agüeybaná entristeció por todo lo escuchado. Mandó a talar el árbol para que el príncipe Guamá fuera libre y llevara obsequios a su amada. El río dejó de llorar. No volvieron a escucharse conversatorios de espíritus en la noche.
            Y, efectivamente, en 1511, comenzó la guerra en Boriken. También en otras islas del Caribe.
            Está por discutirse si los demonios ganaron. Ya cacique, al cabo de los años, Guamá, señor de Baracoa, dijo que los invasores no se quedarán con Cuba ni con Boriken.
            Oliguama, su hermano, por el contrario, afirmó que sí, el futuro no existe y el presente es derrota y fue el último en asegurarlo. A Guamá lo traicionó y asesinó con sus propias manos.
            En el trecho final, respecto a lo que la naboría con Pané en Quisqueya discute, allá es lo mismo. Y hay un  detalle interesante. Con la muerte de Guamá, la captura en 1521 de su esposa Casiguaya, su propia acción rencarnativa, ella voló de Cuba al mismo monte de Jagua, al mismo río de Borinquen, como se cita ahora, y el río volvió a llorar en las noches y el árbol que te dialoga. O se entrega a soliloquios si no hay seres  visibles o invisibles que lo escuchen.
            Empero, las almas nobles, buenas y valientes de ancestrales taínos, escuchan. Un árbol habla y dice:  «Llámame a un behique y te diré quién soy». Casiguaya también habla sobre cómo se suicidó, colgándose de un árbol. El río llora porque a Guamá lo mató un escorpión con su ponzoña.

            08-11-2007

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NOTA: Un contexto mayor para entender este relato: Antonio de Osorio, Capitán General y presidente de la Real Audiencia de Santo Domingo, iba a ser el ejecutor de las medidas recomendadas por la corte de España para  destruir villas indígenas y plantaciones de Guaba, Bayaja, Yaguana y otras, en fin, la despoblación taina del territorio y traslado de los afectados a la parte oriental de la isla. La rebelión se desató y destacó el caudillo Hernando Montoso y el cura Diego Méndez a la cabeza. La rebelión en Guaba fracasó y en los bosques colindantes se mantuvieron partidas de alzados compuestas de negros, blancos y mulatos, que acabaron viviendo de la cacería de reses y de los contactos puntuales con los piratas que merodeaban las costas.







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CARTAS (1) CARTAS AL AUTOR (1) / CARTAS 2 / Carlos López Dzur [Narrador, filósofo e poeta Caribenho] 

Saturday, October 11, 2014

POR LOS OJOS DE PERRO BUENO


POR LOS OJOS DE PERRO BUENO

1.
Arrière la muse académique! Je n'ai que faire de cette vieille bégueule. J'invoque la muse familière, la citadine, la vivante, pour qu'elle m'aide à chanter les bons chiens, les pauvres chiens, les chiens crottés, ceux-là que chacun écarte, comme pestiférés et pouilleux, excepté le pauvre dont ils sont les associés, et le poète qui les regarde d'un oeil fraternel: Les bons chiens, Charles Baudelaire

A mi tocayo, el Padre espiritual
del decadentismo y Conde de Deti,

a Carlos Baudelaire


Lo traje conmigo / musa peluda /
siempre en la mochila, o agarrado de mi asueto.
A menudo, él es conmigo confidennte
que me advierte que el mundo es muy grosero,
e hipócrita, que puede ser tan aburrido que angustie.

Desde mi mochila, me fue susurrando
el gozo de lo elevado, su gesto romántico
y wu amor al perro bueno. Me pide que lo ayude
a cantar, imagine yo cantando a su perro,
todos tan pestíferos y piojosos, excepto el pobre
con quien se han asociado.

Tenía una voz de dandy triste, ¡ay, Carlos,
casi mi alter-ego! es el profeta de espíritu nuevo,
¿quién como tú sobreabundas con conciencia del mal?

Te dejo en la mochila solo, gimiendo tus odios de niño,
porque ya estás borracho, dispuesto a drogarte
en la misma mesa y me acompaña TU ESPIRITU.

No quiero que te miren con desprecio
Ni que pidas, importunamente,
sexo con las meseras... pero eres fiel,
yo necesito al hermano como tú,
una musa peludona y fraterna (como las tuyas)
para que sean mi alter-ego,

... a tí te necesito, hermano, para que me instruyas
en la belleza propia de lo inesperado, lo irregular,
catalizador del estupor ajeno y la sorpresa mía.
Tú sabes disfrutar con todo esto,
alma de diablo tienes que tienes,m majadero.

Para tí hay tres demonios necesarios:
el respetable Guerrero,
el Sacerdote,
el Poeta,
y quieres que yo tenga la destreza de los tres
en este mundo moderno, domesticado y mediocre.
Que sepa cómo matar,
mentir nietzcheanamente,
que sepa cómo dar vida
y mirar en el horror cotidiano.

CARLOS LOPEZ DZUR

Friday, October 10, 2014

LLENO DE VIDA Y ESENCIA COTIDIANA

LLENO DE VIDA Y ESENCIA COTIDIANA

1,

Estoy lleno de vida y llanto.
Y me gusta esa sincera,
alborotada risa, del hombre callejero,
su palabra sin resabios
de solemnidad, su energía bruta,
su vibra que a veces es como ruda palabra
que estremece, contagia, pega en su blanco.

Son como puños que no quieren lastimar
y se tiran con fuerza de huracanes
y hablan sobre dolor, pasión, alegría,
valores que son posibles cuando se es honesto
y la pobreza jode y el alma se purifica
como puede y es un poder procazmente
llagador y doloroso.

Así, a ratos es, mi propia vida que a menudo
llora en silencio para sobrevivirse
y alzar cresta el día que viene el Dolor
con retos más profundos.

II.

Estoy lleno de vida porque creo en paisajes,
en ríos, árboles, Abimos, a más selva, mejor,
a más montaña, pura la brisa
y olores que las seguido hasta los altos.

Me gusta la sustancia intensa que golpea
el olfato dulcemente como el puño
de unas palabras del ignorante humilde.

Me gusta, no el arrabal.
No. La gente que el arrabal no mata.
Es dura como la voz del barrio
La decencia que no pervierte el prostíbulo
es placentera como golfa hermosa;
me gusta el peligro que no esconde
un puñal ni hace un criminal
del pendenciero cobarde.

III.

El hambre compartida es mutua y sabrosa
como si fuera pan, o dolor que bendice,
A rosquillas me saben las grosuras de lo poco en comunión
y la alegría que mata la escasez como milagros
y el trabajo que da una meta y todo lo que protege
y me vincula a otros para sentirme querido
y, de veras, me requete-divierte.
He sido ya perro flaco.

Me apasionan las soledades que son creativas
y que se salen de sí, compenetrantes,
aunque no haya palabras.
El acto de por sí conversa callado, disimulandose,
Lo que que pudo nunca esnruido pretencioso.

03-09-2002 / CARLOS LOPEZ DZUR

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Friday, October 3, 2014

EL SUICIDIO POR LA PALABRA

BIOGRAFIA DE CARLOS LOPEZ DZUR / A VICENTE BALBAS CAPO . DE LOS LIBROS DE CARLOS LOPEZ DZUR / BIO-BLIOGRAFIA DE CARLOS LOPEZ DZUR / EN EL LIBREPENSADOR: CARLOS LOPEZ: POETA DE LA REBELDIA Y LA ESPEANZA / SOBRE HECTOR SOTO VERA / DEL SENTIDO DE ENCOMIO / ENTREVISTA CON LOPEZ DZUR / ARGENPRESS / LIBRERIA ISLA / CANTO AL HERMETISMO / MOVIMIEMTO POETAS DEL MUNDO / LOS TIPOS POPULARES DEL PEPINO / «El Diario de Simón Güeldres» / NOVELA DE CARLOS LOPEZ DZUR / LIBRO POETICO DE CARLOS LOPEZ DZUR / METONIMIAS Y ALUCINACIONES / TAREA ESCOLAR: LITERATURA DE LOPEZ DZUR / COMPRAR: (NOVELA) EL PUEBLO EN SOMBRAS / TRADUCCIONES / POEMAS DE LOPEZ DZUR / ORGANUM Revista El Sótano / Novela LAS MASCARAS DEL TABU (20O1) / CARLOS LOPEZ DZUR / MASCARAS DEL TABU / OBJECTIVE FREEDOM / TRADUCCIONES AL INGLES / AMAZON / LIBROS / LOPEZ DZUR



EL SUICIDIO POR LA PALABRA

              
               No hay más que un problema filosófico verdaderamente serio: el suicidio.   
               Albert Camus (1913-1960), filosofo francés, Premio Nobel
               de Literatura de  1967


Como quien piensa con palabras,
y con ellas se guía, in pro de fiabilidades,
con palabras tambien se equivoca, se arrepiente
y finiquita su borrón y cuenta nueva,
te lo digo, Albert, franco argelino,
porque con ella filosofas. Camus me entrega
de sus rollos abrahámicos
luces y sombras , bodas sobre la vida y la muerte,
pestes sobre estados de sitio y otras puertas cerradas.
En medio, esa muestra de amor
que admira lo mayoritaria y primordialmente
bueno / admirable / que contiene el hombre,
y me plazco al saberlo para no condenar
como condena por doctrina
el filósofo que piensa con ideas
y por eso se suicida.

          2.

De la estética que adquiero al hurgar
en tu hilado de palabras que piensan
y que rehúyo de filósofos, lambisconeantes
de ideas y facilonga fama, me aferro
a ese sufrir, que exprime sangre y dolor
con ellas, las palabras y las artes.
Y es empresa difícil que, por palabra necia,
se ofenda la Belleza y, por ligera palabras,
se hiera doblemente a lo humillado.

La palabra está en guerra y en soledad infinita
y en lo eterno de tal soledad, musita o gime
el dolor humano... y, en su musitar que gime,
todas las desgracias, todo lo trunco
que no experimenta
y acumula con sus malentendidos.

          3.

Mas cosas dignas de admiración se encubren
en el hombre que ingratitudes
y despreciables cavernas interiores.
Lo desagradable es como peste y caída
pero no dura para siempre, se lo lleva
La Mort Heurese, la muerte feliz.

Y como una niebla se diluyó la tuberculosis
y todo se puede diluir, hasta el malentendido,
y la crítica aviesa, cuando flota en profundo
el reconocimiento de la inanidad,
y la inútil jactancia de quien
se enfrenta al cosmos, con su filosofema
y ni un paso atrás ni uno adelante,
dogmaticos por pura ideología.

Para la creación del significado de la existencia
no se vale absurdismos de segunda mano,
absolutas racionalidades…
mejor que sean palabras con peculiar sentido
que describan las repeticiones inútiles,
vacías y carentes de significado que se llevan a cabo
más por costumbre, tradición e inercia
que por coherencia y lógica...

Es la vida insignificante por sí misma
(¿por qué afanarse por una vida inmortal
y explicar causa-efecto-acorde
a razón-sensación-emociones
sin antes agotar el ámbito de lo posible.?)

¿No tendría la inexistencia de significado supremo
mas de regocijo que motivo de vergüenza?
¿Por qué debe todo tener una causa
o motivo que lo justifique?
¿Por qué racionalizar todo cuanto es?

Uno la llenaría, por tal razón, con arte
lo que a la vida falta por esencia
y actuará como si pudiera cambiarla
y con ella al universo.

          4.

Uno debe imaginar feliz a Sísifo, dijiste
y, por tal razón, te salvo, persisto en llamate
gusano de Jacob. Semilla de Abraham,
digno de no morir bajo el golpe del hacha
y la ira del Dios devorador de sus hijos
y porque es feliz tu imaginación sisifesca
salvas al mundo de su destino suicida.

         5.

Sísifo, ladrón astuto de vida como Prometeo,
que se enfaden los dioses terrenales
con tu absurdez atea, y tu humanística astucia.
Que con correas autoritarias te inflijan
los castigo, que te dejen ciego o tuberculoso,
tu, Alberto ya pasaste por la tisis
y empujaste el peñón gigante
monte arriba, entre riscos
y tu empuje fue terco y perpetuo
porque hay que vivir aunque no quieran
otros, que te dicen que la vida es tan significante
que, al quitártela, te vuelves una nada,
el fin de todo.

¡Como admiro que creas más en la cima
que el castigo, y que Sísifo sea ciego
y empujar perpetuamente el dolor que lo reta
y le encuentre un sentido,
el más profundo humano.

          6.

               «El hombre rebelde será, por lo tanto, aquel que se encuentre
               en todo momento frente al mundo. Aquel que acumule el mayor
               número de experiencias. La eterna vivacidad, este eterno
               confortamiento con la falta fe sentido hasta  que pueda
               no renegar del absurdo»:. Albert Camus


El hombre absurdo, si volviese a caer
y rodase al valle, haga fuerza de si
y sea como la bestia que no quiere morir,
junte sus instintos de sobrevivencia,
estímulos de lo que llama ciega naturaleza
(y vea que mas ciego que Sísifo no es
y Sísifo sube y sabe que con cada paso

es libre), pues recoja la piedra
una y otra vez, después de cada caída
dígase el mantra: Vive, vive,
aunque caigas de lo más alto de las cumbres.
Vive hasta que realmente mueras.
Y en sensibilidad absurda te cerciores
de la completa inutilidad del vivirte
o de la incomprensión.

          7.

               «Se ha comprendido ya que Sísifo es el héroe absurdo. Lo es en tanto por sus       pasiones    como por su tormento. Su desprecio de los dioses, su odio a la muerte y su          apasionamiento por la vida le valieron ese suplicio indecible en el               que todo el ser dedica a no               acabar nada. Es el precio que hay que pagar por las pasiones de esta tierra»: Albert                Camus

Hay un existencialismo del absurdo
Y el hombre rebelde en eterno confrontamiento.
Nunca un quietismo. No te burles de Sísifo
A todas nos toca ser el.
Si es ciego el ateo, no te burles
de lo poco que él ve.
La consciencia del absurdo
y su progreso histórico será
Lo mejor de la estética.
No hay existencialismo humanizador
entre pasivos y lame-tuercas.
«Hay que aceptar el absurdo, Jean Paul,
Como única alternativa aceptable
al injustificable salto de fe que constituye
la base a todas las resignaciones pasivas,
quietistas de todas las religiones…»

El hombre que no se ríe de su absurdo será un llorón
por siempre, no se reirá de sí mismo, no tendrá
perdón sincero ni misericordia; será un amargo
pegiche de consignas, un filosofo puerco.

          8.

«No se descubre lo absurdo sin sentirse tentado a escribir algún manual de la dicha....{…} Pero no hay más que un mundo. La dicha y lo absurdo son dos hijos de la misma tierra. Son inseparables. Sería un error decir que la dicha nace forzosamente del descubrimiento absurdo. Sucede también que la sensación de lo absurdo nace de la dicha»:  Albert Camus

            A  Kairós era el hijo más joven de Zeus

Te han convencido de que la historia
es el abismo del terror y tú, despavorido,
en constante descenso, empujas una piedra
y lates temblorosamente en la pisada.

¡Ya temes girar, aportar la cuota de ser
que anula el precipicio, mover la roca
como el niño que juega o el dios que levita
con su danza! ... ya sólo te agonizas
con la queja pesada.

«No hallo asidero. Cada ser en mi encuentro
me amenaza; cada pensamiento saluda
con la culpa y el silencio; ya no hay mito
ni plan cósmico ni ser organizado.
Voy a caer y rodará mi piedra,
yo abajo y ella encima, acelerados».


Has dicho, pobre de mí, pobre de Sísifo.
No ves sino un declive, náuseas bajo el abismo.
No vas ya hacia ninguna cumbre.
Todo te parece gastado y discontínuo.


               3-1-1986
 / carloa lopez dzur