Wednesday, August 31, 2011

¿Quién es el desquiciado que se sienta allí? / Frag. de novela


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De Las Hienas
«... y le digo que aquí tienes su partido y aquí tienes su oficina (señalando al Comité Central del PNP). Ahora queda de ustedes, el pueblo estadista, que observen si este nuevo liderato lucha por la ideología en la que se basa este partido, la estadidad. El sueño vive, el sueño vive»: Ex-Gobernador Pedro J. Rosselló González, M.D., 2005
«¿Aquel señor es de veras el ex-Gobernador o se parece a él y yo soy quien estoy confundida?», preguntó la reportera. Vino después de hacer estudios en New York, con su Maestría en Comunicaciones, cubrió las elecciones, se quedó en el país y ya no pretende el posgrado... pero el avejentado mandatario ni sombra es del que había visto en fotografías, documentos de prensa, o folletos oficiales de gobierno. «Esto es deprimente», dice. «O rídículo». Extrambótico.

Por un momento, ha pensado que Acevedo Vilá, o tal vez algunos de sus opositores, entre los designados «auténticos», juegan una broma pesada o se divierten con el resto del plenario, o con Roselló mismo. Puede que sea. Cree que han enviando a la sesión un actor profesional de teatro. Tal vez un personificador con sentido del humor porque el sujeto que representa se rasca la panza. No parece meticulosamente afeitado y, además, si no está desmangaletado, asemeja por flaco a un viejo, charlatán y macilento.

«Pero, efectivamente, es el ex-Gobernador, nena», le dicen porque la reportera cavila delirantemente.

Ella hace movimientos de duda con la cabeza. No cree tan fácil que se descodifique lo que es fantasmagoría de lo que es real en este evento. Hace cinco minutos, el hombre aquel, ex-mandatario o suplente farandúlico, roncaba. Fingía que dormía. Cuando despertó, se desperezó exageradamente. Bostezaba y se escuchó un gritillo: «¡El sueño vive, el sueño vive!»

Para matar el tiempo, el viejillo sacó el ipod de su gabán.

El triste hecho es que su anhelo falló. Desde el 2004 es el presidente de los Azules / aún poderoso partido, pero no es el mismo hombre que, de 1993 al 2000, gobernaba a Puerto Rico. «Entonces sí que es Pedro Juan Rosselló González». Sí. Lo es. El médico que se inventó la Tarjeta. J

uega con el ipod o celular, como niño de escuela, y se ríe solo. Está tan distraído que se ha olvidado que la sesión se inició». El hombre en cuestión no se siente parte de la membresía, ¿será eso? No obstante, a pesar de que no alcanzó la anhelada presidencia del Senado, es el Senador, gústele a quien le guste. «De entre quienes menoslástima le profesa, te mencionaría a la Senadora Norma Burgos», indican a la quisquillosa e inquisitiva reportera.

Todavía Burgos no puede creer que «ese loco» le quitara la presidencia del Partido Nuevo, azul-palmita. La sorprende más que hiciera trizas del Lic. Leo Díaz Urbina. «La cordura en el partido se fue a la mierda con el hijo del siquiatra», dice a sottavoce.

Pesquera sigue siendo, dentro del partido, otro crítico del Doctor Cerebro / el hijo frankensteiniano del Psiquiatra. Hay días, sin embargo, en que Rosselló se alardea ante la silla que ocupa, o el escaño alcanzado por su locura de poder. «Lo de menos es la forma en que lo obtuve. Es que yo tenía el derecho natural. El que Dios me asignara».

«No fue justo para Loubriel tal despojo».

«¡Ya se fue pa'l carajo!», dijo el ex-gobernador con arrogancia. Observa todavía, con aflicción, que que Kenneth McClintock ocupa la silla que deseara para sí. Aún más, sabe como éste utiliza el cerebro de Jorge de Castro Font para estrategias y cochinadas de McClintock. «¡Y se llaman auténticos, recua de pilletes!» El mismo ha mandado recados al FBI para que se les investigue y se les persigan sus crímenes. «¡Que no jueguen sucio conmigo!»

El consenso es que él es la causa de un partido dividido durante su frustrado intento en convertirse en Presidente del Senado. «Falso, falso», grita. Mas la división es profusamente sangrante e innegable. El y su gente le pasaron por encima al arecibeño Loubriel como aplanadora que despachurra lo que encuentra. No hay pena. Adelante.

Un punto de intensa hemorragia surgió con el llamado grupo de los auténticos. En el sector de lo que ya se presumen como el «nuevo liderazgo» que suplantará a los «locos de atar que andan sueltos» están, a saber: Luis Fortuño, Pedro Pierluisi y otros, a los que la dirigencia acomodaticia pide la temperancia y disciplina partidaria interna.

A la segunda vicepresidencia del PNP, renunció la Dra. Ramírez de Ferrer cuando identificó al principal rival de Rosselló. Sintió miedo del individuo al que llamó «el más cínico, mentiroso e hipócrita de los azules». Así Doña Miriam Ramírez de Ferrer, reaccionaría al creciente liderazgo de Fortuño. «Efectivo hoy mismo renuncio a la vicepresidencia del PNP y me convierto en ciudadana privada». Se quedó con equipaje listo, pero sin viaje, siendo que anhelaba la Comisionaduría en Washington, D. C. pero hizo el análisis que mucha gente esperaba:

Para comprender a un dirigente como Pedro Rosselló y lo que hizo o hará, siempre movido por su convicción, sopesará sus tareas impulsivas. Algunas, como los dos plesbicitos sin aval del Congreso, si parecen impulsivas es por la mucha convicción que como estadoísta él tiene, así lo requerían... y no pedir avales ni permiso, al hacer, es característico de ese tipo de patriotas. Hay otra virtud suya: Es generoso, muy generoso... Tristemente, un jovenzuelo como Fortuño, que no es mínimamente generoso, no apreció a Rosselló por su generosidad... a él, que Rosselló le confió la primera Secretaría de Desarrollo Económico. Le dio cargos en turismo, en la industria hotelera, en comercio... desde los noventa... ¡para que se crezca como funcionario!... pero él se dejó embaucar por los grandes intereses económicos y, sin compromiso con la estadida, porque, como dijo Charlie Rodríguez, ese es uno de los que hay que velar, no porque sean estadolibristas, pavirrojos cola'os, sino como liderzuelos que claudican a la lucha por nuestro ideal de estadidad... El estatus quo es lucrativo... y ¿sabe usted? Todos los líderes exitosos del PNP, aún quienes están presos por corruptos, han comido de la mano del Dr. Rosselló. Les deben sus carreras... Les dio la oportunidad de servir, aunque hayan preferido servirse a sí mismos mediante el robom, la venta de influencias y otras prebendas... En 1994, el abogado Santini Padilla era un desconocido. Y Rosselló lo hizo su asesor legal y, desde 1997, vea usted que Jorge Santini corre solo. No. Ya vuela... ¿Y quién metió a Lucy Arce desde 1994 en la Comisión de Asuntos de la Mujer, sino la Oficina del Gobernador de Roselló? ¿Y quién antes dio su primera oportunidad de servicio, como Secretario de Gobernación, a Rodríguez Emma?

... Me alarma esta situción, cómo le pagan a él... ¡Cómo infiltraron el Partido y tenemos dentro a los intereses colonialistas y económicos del estadolibrismo. Después alegan que el cáncer es Roselló. Cáncer que advino, con Castro Font en virtud de su vieja militancia en el Partido Popular, y le abrimos las puertas. El PNP abrió el acceso a corruptos desde el año 2002. Fue el Caucus de la Mayoría azul quien hizo a Jorge de Castro Font el portavoz electo del Senado para que ahora en 2004, viendo a Rosselló triste, caído como árbol del que todos harán leña, otros se burlen... Amigo, se burlan. En su sillita roja, McClintock y él, lo miran sentado, cruzado de pena y brazos y los escarnecedores no alcanzan a ver las dimensiones espirituales que el jefe tuvo... La última persona que habría querido que se divida el partido, alegaría que es él; pero, dígale tal cosa a Orlando Parga, Lucy Arce, De Castro Font, Kenneth McClintock, Migdalia Padilla y Carlos Díaz».


Con su directorio de fieles, Rosselló pidió que estos mencionados auténticos sean expulsados del Partido. Por de pronto, proceso y paciencia. Los viejos recuerdan los días cuando llegó a Puerto Rico, con la alianza y protección de Baltazar Corrada del Río... Hay una afinidad entre la doctora Ramírez de Ferrer y él. Ambos médicos y se explica la simpatía que se tienen en medio del divisionismo. «No creo que a Rosselló González le molesta que lo crean poco simpático», dice uno. «Es sangre liviana y la gente lo quiere», sugiere quien le supo sus devaneos con Zoé Lavoe. «Y él la colocó bien cuando tuvo el poder».

«Porque es generoso», lo defiende Ramírez. Poco antes de su obstinada pretensión contra Loubriel y McClintock, ella le recomendó que se tomara un asueto de calma, nuevo aire, yéndose a Boston, como cuando en el 2000, fecha en que se fue y enseñó en la JFK School of Government en la Universidad de Harvard. Es forma de descansar, organizar ideas. No se lo dijo, con estas palabras, pero, cuando ataca la obsesión de poder, el síndrome de no poder desvincularse de la cosa pública, se teje un cáncer. Ella ha visto con Romero Barceló el ejemplo en su propio partido. De eso sufre Hernández Colón y Doña Sila. Es el peor cáncer.

Oyéndola, echan ojos encima a Luis Guillermo Fortuño. A éste el poder lo ha llevado a consultar a firmas grandes para algo grande. El estratega Edward W. Gillespie, ex-consejero de George W. Bush y la firma Quinn, Gillespie & Associates, por ejemplo.

«Un pediatra sabe si bajar al nivel de significados emotivos del niño; por otro lado, dar confianza a Luis Fortuño no es sencillo». Ambos fueron «niños ricos»; pero, para Fortuño «ese niño de Roselló es demasiado canceroso». Tiene algo mesiánico que no le gusta. Su rossellismo hace galas anexionistas, esfuerzos exagerados por darse protagonismo anticolonial, y «no reconoce mis credenciales».

En las reuniones del directorio del Partido, Luis Guillermo dice que presidió una organización estudiantil de anexionistas hasta 1981 y la cofundó. «Rosselló no me admite esas credenciales». Cierto es. Lo reconoce Rodríguez: «Lo estudiantil no vale. Heber sido yafo no vale». Sin embargo, ningún estadista ha sido tan exigente en Washington al demandar respeto a los plesbicitos, compromisos federales con dar las libertades y derechos que se pudieran pedir, como anexi0nista, que Rosselló.

«La soberanía es asunto serio, carajo», han escuchado que lo dice así. Sobre todo, a los congresistas. «Don't push on me!» La soberanía que no es el separatismo, sino la estadidad.

La doctora Ramírez de Ferrer le pidió a Fortuño que, por razones de salud, trate bien a un hombre deprimido. «Es un patriota deprimido y lo destruyen quienes, por desobecerlo y obstruirlo, no confían que él pueda organizar todavía en medio de esta crisis». Ella admira su liderazgo, valora sus proezas. «¿Cómo estarían las finanzas de este país si no hubiese vendido la Telefónica?» País y sindicalistas dicen que «the 2 billion dollars-sale price was ridiculously low», ya que la PRTC / la Telefómica / generaba $100 millones de ganancias anuales a la fecha de la venta.

Oyeron el entusiasmo con que defendió la decisión. «Esto dí al gobierno con la transacción con GTE, $1.9 billones». En su opinión, hasta los mismos azules de La Palma no entienden que finanzas mejoradas no vienen solas ni sin opiniones encontradas de diferentes sectores. «Había que vender y vendimos por $1.9 billones». Ante una venta de este monto y sus políticas privatizadoras, Rosselló no comió miedo. «Un día un Fiscal Federal para el Distrito de San Juan-Puerto Rico, Guillermo Gil Bonar, dijo que la corrupción tiene un nombre y apellido y se llama el Partido Nuevo Progresista, ¿no hice yo que Gil Bonar se comiera sus palabras?» Hizo que abandonara el cargo de Fiscal Federal porque un fiscal de una colonia, aunque tenga rango federal, a Rosselló no lo asusta... Alega que su liderazgo vale, aunque le digan déspota.

Y el pasado 13 de agosto (del 2005) asumió los deberes de senador puertorriqueño. Define el procedimiento no como el inusual despojo al senador Loubriel, electo, sino como «an internal party procedure». Loubriel abdicó en su favor. Y, neutralizado éste, fue tras McClintock: «A mí no me harás lo mismo que a Libriel con ese cuento («of an internal party procedure»); «soy el protector de los derechos constitucionales de los senadores, los mios y los ajenos».

El mongólico demandó al partido. Y Rosselló, a los nervios. «Liderazgo es saber y lo hice». Bucca a Fortuño con la mirada. Va a sacar a McClintock del hemiiciclo, «con o sin tu ayuda», dijo a Fortuño. «Si hay reglas / Senate Rules 2 and 6 / requiriendo el consentimiento unánime para el cambio o la remoción de un presidente senatorial, cámbiese la ley. «McClintock shouldn't remain as Senate President just becaise he's a corrupt traitor». Toda ley humana es prescindible. Seamos pragmáticos.

«Esos seis senadores son unos payasos. ¿Quién pone su cabeza en el asador por Luz Arce, Migdalia Padilla, Carlos Díaz, Castro Font o Parga? ¡Yo no! y no pongo la cabeza, mi cabeza de médico y pediatra, por ningún líder obrero, por nadie que sea colonialista y delincuente».

Recordaron la época de rebelión de los sindicatos y el paro general que hicieron en el país. «Nada de eso me detuvo». Dijeron que Rosselló fue duro con los macanazos contra tales sindicalistas. «Que se entrene en darlos y habitúe la Policía a dar algo más que multas porque esa misma lucha hay que darla contra la criminalidad».

Aunque dijo en 1999, que no buscaría un tercer mandato, esto es, no nominarse para la Gobernación en las Elecciones Generales del año 2000, no dijo: Renuncio a la ética de organización y liderazgo. «Eso no lo dije. La gente que me dio su confianza sabe que yo soy el organizador de Puerto Rico, tenga o no tenga un cargo. El verdadero liderazgo nacerá y morirá conmigo».

Ni sindicatos en protestas ni revoltosos contra la Marina en Vieques, en alianza con rojos de la diversa gama, lo asustan.

«No como miedo», dijo Rosselló que fue su mejor promesa para Puerto Rico. «Mas me quieren con las manos cruzadas». Entiéndase que si está triste, apesadumbrado, al grado que mucha gente cree que está loco, es por la falta de confianza que expresa la base cuando se deja influir por rufianes. El Traidor de su propio partido, Kenneth McClintock, le jugó la mala pasada de ser terco y negarle la silla que, por derecho natural, es suya. La silla de la Presidencia del Senado. «Saquémoslos a todos». Su directorio azul cree que es razonable tal cosa. Fortuño no.

Lo acusan de que cometió el error de anunciar que no competiría por la Gobernación. Fue como suponer que Sila María Calderón no se encarnaría como el 'demonio rojo', capaz de apropiarse del ejercicio del poder. El ex-Gobernador cavila dolorosamente sobre el hecho. A veces se compensa, con alguna batalla en el ciberespacio. Juega a que venció a Sila en el 2000 y no se fue a Boston. Habría sido posible en la vida real tal victoria si el candidato contra ella hubiera sido él. «Mas fueron 8 años los que bregó con ladrones», piensa en silencio, «para echarme un tercer término de corrido».

Ella fue la primera mujer electa gobernadora; pero no porque venciera a Rosselló. Derrotó a un funcionario palurdo, mediocre, entonces, su Secretario de Transportación y Obras Públicas. «¡Pesquera!»

Cómodo, ancho en su silla, Fortuño también medita una etapa en que se sentía enfermo, así como 'Rosselló, hoy desquiciado', el viejo que se siente ahí, casi mordiéndolo en el codo. Cavila que tuvo unas pesadillas asquerosas e insufribles. Vacas flacas, vacas gordas. «Me molestan. Me inquietan; no que me deprimieran. Jodidas pesadillas, sí, puesto que se repetían en medio de la extraña podredumbre». Sobre tales pesadillas, comentaba con Pedro Rafael Pierluisi, Oyó el consejo. «You must understand the hidden notion of the conflict».

En 1993, cuando Roselló juró como nuevo gobernador, probó que no había roñas con Luis Guillermo. Sensación de ambos saberse dos pedantes, jueyes que no caben en la misma cueva, la hubo. Para este tiempo, Romero fue el Comisionado Residente hasta el 2001 y le dijo a Roselló: «Cuida que a Luis se le ofrezcan las posiciones de persona valiosa al Partido. El muchacho vale». Ahora entiende que con Rosselló él ha sido menos fiel que con Romero. Tiene razón si el viejo médico se quejara: «Todos los secretarios de gobernación y miembros de Gabinete que seleccioné son como hienas. Ladrones. Infieles. Traidores. Dejan que yo muera solo».

A sus fieles, incondicionales que son tan pocos, siempre les habla sobre el defecto de Carlos Pesquera, «que no supo hacer el trabajo». Sila se lo echó al bolsillo. Uno falló, por incompetente, Pesquera. Otro, en el 2004, el anglicano prieto, el Chino McClintock, por traición. De Fortuño, a sus escasos leales, les ha dicho: «Que su codicia es grande. Aún más grande que la de Rodríguez Emma, quien se fue Miami después de lucrar con la venta de la Telefónica», en magnitudes tan grandeS que Rosselló no lo quiso creer. Quiso que lo tragara la tierra y se fue al Estado de Virginia a esconderse.

Y, por su parte, Pesquera se queja por la mucha corrupción que hubo en el gobierno de Rosselló, «una parte de la culpa es suya» al no cerciorarse a tiempo de llo que había. Mucho fango. En estos tristes días del fracaso ante Acevedo Vilá, Fortuño razona igual que Pesquera, y lo hace comerse las uñas de ira. «Mas no puedo odiar a Rosselló porque Romero Barceló sólo me dio consejos, mas este déspota me dio las mejores secretarías de su gobierno; me dio experiencia y orgullo».

Fue tan ofensiva la campaña publicitaria que condenara la corrupción bajo el gobierno de Rosselló, que Fortuño se la ha internalizado. Está, en cierta medida agradecido. «Me díste la oportunidad, no la experiencia, yo tenía el colmillo, Pedro José»; pero, no le ha querido reconocer que la precocidad es suya. Cuando Roselló se lanzó al ruedo político, Jaime Fuster lo venció. El si fue a Washington. «Tuvo sus fracasos y no me habla con humildad. Es bueno que me vea crecer y que sufra».

«¡Dense un abrazo! Olvídense de ofensas», todavía pedía la doctora Ramírez.

«Que vea primero a un brujo y sepa la salazón que tiene», replicó Fortuño von desagrado. «Yo lo hice. Un amigo preocupado, Pierluissi Urrutia, me dijo: You must understand the hidden notion of the conflict».
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Monday, August 29, 2011

El chantaje / cuento / De Las Hienas


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«Yo no sé lo que pueda pasar el día de mañana, también tengo derecho a comer... Nadie me ha hecho algún acercamiento para que yo renuncie a la posición del Senado; pero, ¿cómo asegurar que Rosselló sería un buen senador por distrito, si él vive en la región desde hace apenas un año?»: Victor Loubriel, Senador electo y abdicado, 2005
Sabemos que eres gay, Victor», le dijeron al Senador novato y se puso de mil colores. La primera vez, cuando no había testigos, se le cayeron un montón de folios de legislación que cargaba en las manos. Llenaba algunas cajas, con papeles y artefactos, que mudaría consigo al Capitolio.

A su oficinita de campaña en Arecibo, como quien entrara a sacarle huesos anónimos y esencias de su closet, se personó el visitante. Fue tan de improviso que Victor se sentía devorado por sus propios nervios y amendrentado por el ex-procurador.

«Se lo dijeron a (Kimmey) Rashke y a Roberto Arango», informó el emisario del partido.

«¿Qué?»

«Tus tendencias, lo pato».

El azuloso es nada menos que Thomas Rivera Schatz, a quien el ex-gobernador Rosselló había designado como Procurador de Justicia en 1996. Ahora el ex-Gobernador, o mejor dicho, el Partido necesitaría para este sujeto, Rosselló en derrota y asaz resentido y caprichudo, una ayuda por la que Thomas vino secretamente a Arecibo y preguntó a Victor, con su estilo tan rudo:

«¿Por qué niegas la ayuda? Me dijeron que no cooperas». En el Partido Azul, el de La Palma, como también lo nombran desde los tiempos de Ferré y Romero, la ayuda no es voluntaria. Es deber. Obligatoriedad, obediencia.

El senador recién electo está en 'shock' porque, desde que Anibal Acevedo Vilá / demonio rojo / ganó las elecciones del 2004 y el ex-gobernador azul quedó sin trabajo, y no es por eso, es que, en tal situación, Rivera funge como su hostigador contumaz, el peor de sus fiscales personales. Vea cómo le dijo: «Sabemos que eres gay y lo es Arango. Ustedes piden el dinero de la ortodoxia cristiana; el partido los solapa y les facilita donativos para sus campañas. Ustedes posan de modosos, moralistas y adecentados, pero son unas inmundas cloacas. Y te diría, porque ya ganaste el escaño de Arecibo, lo mismo que Cheney le dijo a Colin Powell: Your resignation is for the best of our party and our country...»

«Pero yo no estoy en nada indebido», comunica él a Thomas. Por nervioso, sigue en su empaque de chucherías. El visitante dio el mensaje claro. Victor, chantajeado, quisiera que se largara de inmediato; pero, el otro es un torturador moral. Se goza en verlo acorralado. Fuera del closet, como si estuviera desnudo, en cueras.

«Fue una cosa maravillosa cuando Nuestro Partido, con el Dr. Rosselló a la cabeza, volvió al poder en 1992, derrotaba a Sila y Melo... No fue sólo que él derrotó a la hija del Vate, Victoria Muñoz Mendoza, exponente mayor del inmovilismo de la colonia, es que trajo a Puerto Rico la esperanza, traducida a una efectiva ofensiva de Mano Dura Contra el Crimen, integración de la Guardia Nacional para ese propósito, apoyo adicional a la Policía estatal y, en fin, que azotaríamos frontalmente los flagelos del crimen en esas zonas de bajo nivel económico... ¿Te gustaría que se acabara eso?... Con Acevedo Vilá, la oposición se ha jurado revertir lo que hicimos en el 1992 y antes... los avances de infraestructura, el Tren Urbano, el Super-Acueducto, el Coliseo, el Super Tubo, la reforma del sistema de salud, la visión turística, el Tren Ligero que aspiramos a que se extienda por el Viejo San Juan... ¿Te gustaría que se acabara la Tarjeta Rosselló o lo que Santini ha logrado en dos términos como Alcalde de San Juan, ahora una de las mejores plazas para accesar directamente fondos federales para la educación?... ¿Te gustaría que se acabara la posibilidad de contar con una piscina, o centro para la enseñanza del buceo, obra de primer orden mundial como el Natatorium, infraestructura de 28 miliones de dólares, la 'San Juan Golf Academy, escuelas orientadas a deportes, bilinguismo, clínicas de autismo, todo en San Juan, con Santini y Rosselló, gente que materializa la Estadidad concreta, no sólo en leyes abstractas, o promesas, gente que no es esa Pava abyecta, antiprogresista y anacrónica... Nuestra visión neoliberal puedes vivirla. Ver el progreso».

«No, no... yo no quiero que se acabe nada, pero yo he recibido una encomienda de mi electorado de Arecibo. No quiero defraudar la confianza de la gente que me dio el voto. ¿Irme nomás así?, tirar promesas, renunciar al trabajo, no sentir que empeñé mi palabra ante la gente de mi distrito», Victor verbalizó con timidez.

«¿Habló Jorge contigo?», preguntó el emisario azul. Se refiere a Santini, alcalde de San Juan. «No te irás con los bolsillos vacíos. Estamos autorizados a darte $5,000 mensuales. Y, como te gustan las buenas camionetas, con ruedas enormes como pencas de escrotos, una homer campera, te tenemos una... Hablamos con uno de tus parejos. No yo. Santini, quien conoce a los que cojean con sus aspiraciones políticas (Arango y Diaz), pero tienen sus colas pisadas, él lo hizo». Victor lo escucha que se mofa; mas vuelto a la seriedad añade que vendrán a verlo del Cuartel Azul / Central del Partido para que firme unos documentos. Y lo van a llamar a diálogo privado, con los Grandez Azules Cojonudos y él tendrá que asegurarles que, una vez que obedezca, no andará «with nonsenses, and non condescending remarks at Rosselló, but taking cheap shots».

«Pero yo no estoy en nada indebido», comunica a Thomas. Lo repite como mantra.

Y, desde sus ojitos bailadores y su fino bigotito hitleriano, Thomas lo escruta. Después coloa un diario sanjuanero, que saca de su portafolio, abierto en la página de sus dec;raciones: También tengo que comer: Loubriel / Asegura que no renunciará sobre el escritorio de Victor. Escuchó que se quejaba por el trance de [erder una oportunidad que deseara y no viene todos los días. Es una oportunidad de ingresos como no la sueña ni el mejor ejecutivo del país: salario de poco menos de $100,000 anuales; pero con dietas o viáticos de $150 por día, tarjeta de crédito y celular pagos por el Senado, gastos de gasolina o de transporte con chofer pagados; personal, asesores, dinero asignados a sus comisiones asesorativas... El diario parece que dice algo tan vulgar como lo siguiente: «Yo no sé lo que pueda pasar el día de mañana, también tengo derecho a comer».

«Yo sí sé lo que ocurriría mañana contigo, Senador Loubriel. ¡Pobre Victor! si la senadora Raschke abriera esa boca venenosa, puriitana, y expy que vives en el closet, fraguando paterías... que la confianza de tu electorado en tu buena reputación se acaba... Ah, te preocupa que haya de comer, ¿eh? Listo eres. ¿cree que tú puedes comer con $5,000 mensuales y sin trabajar? CONCEDIDO... Te los vamos a dar; habrá otras menundencias; pero vamos a ser leales con alguien que necesita más que tú... ¡El partido! y leales al hombre que nuestra dirigencia hizo que regresara, sacándolo de su descanso en Virginia, en 2003, con llamadas y vistas... El derrotó a Carlos Pesquera en las primarias... él era el hombre. Es mejor que tú, un desconocido. El nos enseñaba la unidad, a tener partido y no dejarlo arruinar, hasta que apareció ese Chino malhadado y canceroso que vende nuestra Casa Azul por componendas, pivasos o alianzas con los rojos y tú, si no renuncias en febrero, y no le dejas tu escaño a Roselló lo que harás es que el monstruo, que nos arropa con la peste de la Macacoa, crezca... Kenneth McClintock, ése es el foco infeccioso».

«Pero yo no estoy en nada indebido», comunica a Thomas. «No estoy contagiado con McClintock. Nunca he permitido que siquiera me hable».

«Si quieres lo puedes estar. Fuera del Partido, puedes ser gay. Dentro del partido, abre bien el bolsillo y, muu calladito para que te eas más lindo, recibe tus cheques. Venderás tu plaza a un hombre que sí la merece: ¡el jefe! por él, quien hace más de diez años, en 1993, creó la Tarjeta de Salud, estableció el inglés y el español como los idiomas oficiales de Puerto Rico. Empujó un plebiscito de status con mejor oferta que el ELA colonial... ¿Te gustaría que se acabara eso?»

«No, no... sólo pregunté: ¿por qué la pugna del partido en el Senado? ¿Por qué el orgullo del jefe si eso es más divisivo?»

«El orgullo dignifica a los jefe excelentes; pero la desobediencia, no. Y nos cayó la macacoa mongólica. Es un culebrón londinense de ojos chinos, que creció con más poder que lo que la Dirección del partido había calculado. Parece que, desde el 2000, cuando fue Comisionado Electoral de los azules, ha medrado. Se ha manejado para infiltrarse y hacer daño... Hoy es como anglicano traidor dentro de la Iglesia de Roma», le dice Thomas.

Victor comprende que se trata del presidente del Senado Kenneth McClintock y el asunto es que el majadero de Rosselló, niño mimado, político sin empleo, al irlandés prieto no lo quiere. Calcula que lo desbancará. Y primero a él, el arecibeño, pa quien edirle el cargo por su distrito, luego Kenneth. Que éste lo entregue es para porfiarlo. Un escaño es una mina de oro. Se chupa prestigio, se gana dinero y poder. Ese culebrón bien que lo sabe.

«¡Maldita sea y tiene que ser mi escaño del que el jefe se antoje antes de pedir el del chino londinense!»

«La peor lucha será que McClintock, la plaga, renuncie. Al menos, eres la parte fácil y manejable de este asunto. El no. Y no hay evidencia, como la que tenemos tuya, maricón, quer siva de excusa para echar ese monstruo del Partido».
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Sunday, August 28, 2011

La ruleta rusa / Cuento / de Carlos López Dzur


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Folclor y cuentos del Pueblo del Pepino


A Antonio Rafael Seguí Borrero (1918-fallecido)
1.

Seguí es un poeta de Pepino. Aquí se crió. Vino de Santurce y alguno, por chotearlo, le decía: «Quítese ese título de doctor de su apellido, que usted es sólo un sanacallos». Un podiatra de las patas sucias.

Siempre el problema fue qie Antonio Rafael fue demasiado pueblo. Era un aldeano puro que comprendía muchas cosas sin haberlas estudiado. El podía entender que el prieto Ché Pelao, se enfrascara a los puños y fuese tan sensitivo cuando se aludiera a la nube en el ojo de Maneco. El comprendía, sin decirlo, la suerte del Loco Wilson, cuyo cráneo no tenía la dimensión ni del puño cerrado y, al juzgarse del cerebro su tamaño y la salida a flote de palabras, Wilson no tuvo más misión que callejear como un pordiosero por las calles pepinianas. «Ti ti ti, ay ti-tí», fue como su canto. Seguí sabe el por qué hay una boba en el Pueblo que pide «La Peseta». El sabe por qué es turulato el turulato. Supo del dolor y el fatalismo estoico del pueblo al que llegara, a principios de los años del ’20.

Doña Provi oliscó las raíces ancestrales de su esposo, que son también progenie de Seguí Juarbe, isabelinos y pepinianos en su origen. Y él, Seguí Borrero, los rastreó en Lares, desde niño, mas los halló en Pepino. Dijo que, por su padre Don Pedro, a él le fluye la música por dentro, la música de María Songo y de Isidro, la música de Puro Concepción, maestro del clarinete y de las serenatas, hijo de María Juarbe.

En la parentela ancestral, sin duda, había Liciaga Juarbe, médico pepiniano que muriera en España y un Corchado Juarbe, espiritista, valeroso, de la cepa que fundara San Antonio de la Tuna, el barrio playero del puerto isabelino. Epifanio Liciaga Juarbe, mentor de niños y consejero de médicos en Barcelona, fue para su madre un fantasma que rondaba y, para él, la inspiración para estar con los que curan y sanan, aunque sea con el lavado de los pies descalzos. Seguí fue como William Quiles, boticario graduado por correspondencia; pero quien, para dar un servicio, se incentivan con el alma.

El lugar que se dan en sociedad para ser ütiles los determina un gesto compasivo y, si a Seguí le hubiese tocado un afán por las ciencias farmacéuticas, o acaso entre yerberos, a quien Rabell Cabrera, el boticario, mucho que respetaba, él se habría ceñido a las normas posibles. Estudia como sea, va donde haya que ir, investiga, se afilia, se examina, Y le interesaron, al final, los pies de los cansados. Los pies de los callosos, juanetes en las malas patas. Los pies en la ruleta de las vidas en infortunios y desgracias. Y marchó a un hospital capitalino.

«Doctor Seguí, aunque le pese a algunos. Un cirujano menor» y dio quejas, espejo y lumbre, y buscó a los que cantan, a los serenetaros de su pueblo y, con guitarras de amor y melodía, esparcieron las voces de sus versos, su música por dentro, que es herencia paterna de los Juarbe. Papo Valle, Jim Pérez, Bury y Tatín Vale, la incipiente estrella Sophy Hernández, hija del violinista y el mueblero, le dieron homenajes. Lo grabaron, lo enaltecieron con los tríos, las orquestas y sus voces.

2.

Seguí, sea como sea, se ha enamorado del pueblo y le conoce los vicios. El sabe de qué pata ha cojeado. El sabe el pie con que pisa. De Tablastilla ha conocido su cubojones, lo que tienen de bueno y de malo: el callejón del Bacalao, el callejón de don Neyo y callejón de Isidro. Aprendió a cocotear por esos lares, a no temerle a nada ni a nadie. A ser el poeta que es, sentimental, amatorio y, por instantes, pueblerino, nostálgico y bohemio, como para evocar la música y las danzas de Mislán, como lo más valioso a lanzarse desde un «Grito de Angustia»:

Mislán: ¿por qué no protestas...?
Bajo la sombra de un pino
ve y derrama tu llanto.
Que nadie vea tu quebranto
por tu pueblo del Pepino…
y que se escuche del son
tu protesta en un cantar.

Tus danzas en batallón
recorran por nuestras calles
y en nuestra plaza restallen
Como golpes de cañón.

La Sara en tu pedestal
ha de llorar, conmovida,
cómo este pueblo se olvida
de la grandeza antañal.

Se le recuerda recitar, a voz en cuello, emocionado, el «Brindis del Bohemio», cada año en la emisora del Pepino. Y parecía que el bohemio triste, solo, evocador de su madre, era él a fin de año, a las doce de la noche. Trago encima, o trago abajo, que sea también Su Quinto Mandamiento dar esas voces en el aire, transmitirse.

3.

Seguí, el poeta bohemio de Pepino, el que nunca se dijo santurcino, sólo recuerda que una vez tuvo miedo. Fue en los años juveniles cuando se enamoró de Sori, aquella niña guapa y varacha que se casó con Tato Rabia. La disputaba con terquedad apasionada. La quería aunque fuese de otro. El amor de aquellos años tenía sus peligros ingeniosos, sus vericuetos de superstición y fatalismo mágico.

Un cierto día, a las 12:00 de la noche, fue Sori quien le dijo: «Si me amas con el valor y la pasión que dice, ven conmigo al Cementerio».

«¿Para qué?», lo agarraron en pifia.

«Vamos a jugar a la ruleta rusa».

Ella fue quien sacó el revúver de su bolso a la hora convenida. Se escondieron detrás de alguna tumba. Fue precisamente la del poeta, Ramón María Torres, hijo putativo de otro de sus héroes culturales, Angel Gabriel Mislán Huertas.

«¿Vale el amor que dices que me tienes una prueba de fuego>», pereguntó ella.

Metió una bala en el revólver.. Giró la corredera y la cámara de carga. Apuntó el cañón a sus sienes. Contó dos giros más y dijo: «Va a la primera; después te toca». Disparó, sólo un chasquido y salió ilesa.

Ahora, a oscuras como estuvo la noche, oyó que Sori susurrara: «¿Vale tu amor lo que a Mislán fue Sara? O lo que a Moncho Lira, ¿el amor Isaura, la hija de Scharrón?»

La pistola se la pasó a sus manos y él temblaba. Seguí confesó que tuvo miedo; pero, hizo de tripas corazón y también jaló el gatillo. Apuntó el cañón a su cabeza. Oyó el chasquido y salió ileso.

Volvieron a la calle, a la entrada vacía. Salieron dándose besos, apretándose la cintura, muy dichosos.

El se sintió como nacido de nuevo.

«Sólo que ese día, sentí como si me cagara en los calzones», dijo.

3-02-2003 / La ruleta rusa
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Saturday, August 27, 2011

El nieto y el mechón de pelo / cuento


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De Leyendas históricas y cuentos colora'os
Gustavo Villoldo aconseja a su nieto. Tiene varios pero éste, al que pegó la bofetada y ahora consuela, es uno muy provocador. Cuando se mete en su recámara, «la de sus memorias», el Nene siempre hurga demás y opera con la malicia del secreto y el meterse a hurtadillas donde le llaman. Sacó del cartapacio dek archivo (que, por descuido dejara abierto), el sobre que contuvo el mechón de pelo que, recientemente, a Villoldo lo hizo rico. Quedaba una pelusilla del heroico y famoso Ernesto Giuevara.

En Europa, Villoldo vendió en subasta por la suma de 69,000 euros el mechón del cabello de Ernesto Ché. El vendedor se retiró de la CIA en 1970. Fue un mercenario, antirrevolucionario y mentiroso crónico. Cierto es, pidió visos heroicos a la vida; pero, no por amor a ninguna causa de justicia, ideología social u organizadora. El mismo se llama 'mercenario'. A él, dénle dinero y vende a su madre.

Mintió el día que alegó que fue tortutado en Cuba durante cinco días y cinco días han sido suficiente para que diga que «mientras no le falle el físico seguirá luchando contra Fidel Castro». «Y mi lucha es dinero: ni siquiera es contra Fidel. Es por la devolución de fondos cubanos congelados, gracias al bloqueo que Estados Unidos mantiene contra la Isla. Esos fondos, yo los quiero. O son de nosotros, como cubanos, o es que Norteamérica los robará para sí».

Como el no cree en alma, ni identidad, «todo ese dinero puede ser mío; y yo los gastaría en los Estados Unidos». Villoldo funciona así, a cada paso propone a la CIA, el negocio de esos fondos. Es cazador de cuentas congeladas; pero, «para mis ojos». Habla sobre sus hijas y nietos, a los que desea millonarios.

A su nieto le dice: «No tengas alma; ten un físico y que no te falle». Anima que el nieto se vaya a la Marina Naval americana, «a hacerse hombre, macho enterizo» y le instruye: «Nada es más importante en la vida que el dinero. Si matas, si mientes, si te arriesgas, que sea por dinero. El dinero manda más que cualquier dios y cualquier patria».

El viejo fuerte de Gustavo cultiva varias hortalizas que tiene en su finca del sur de la Florida. Se retiró en 1970 de su trabajo con la CIA, mas no ha perdido la costumbre de sacar el máximo provecho a cada mentira que diga. «Saber mentir paga bien; los sofistas enseñaron eso. Que la verdad existe para ser canjeada, adulterada, vendida y falseada por dinero. Aprende eso, Nene».

Para que el Nene calmara sus pucheros, después de la bofetada y comprar la complicidad («que tu madre no se entere de que te pegué en la cara»), le dijo que ese pelo en el sobre es una de las tantas hazañas de su éxito económico. Un hombre próspero, incapaz de donar una camilla para uno de los proyectos de hospicio de la Madre Teresa, uno de esos que hablan sobre el romanticismo misericordioso y sobre Jesús identificado con las causas de hambrientos, esclavos y oprimidos, posiblemente es fetichista.

Ningún fetichista hace un acto altruístia o dignificaría al Ché con su ejemplo; pero, «muerto el Ché, compran sus pulgas. Yo vendí un cachito de su piojera, Nene» y dice que, por todo lo que sabe y calla, por lo mucho que ha dicho, visto y colaborado, con operaciones del anticastrismo y la política estadounidense en Cuba, el gobierno / esto es, el Pentágono y toda la red de las «gusaneras», / son capaces de otorgarle 2,000 millones de dólares.

El Nene no se puede explicar por qué hacer un billonario del abuelo, que no es la «gran cosa» como persona. Más bien, es desagradable, antipático, mezquino con el dinero, si fuese cierto que tiene tanto como dice. «La CIA me ha pagado bien», se jacta cuando su mente se remonta a su participación en el asesinato del Comandante Che Guevara, ejecutado a las 13:10 horas del 9 de octubre de 1967.

Por una y otra cosa, se siente con el derecho a juzgarlo y describirlo como un militar destinado al fracaso. «Los guerrilleros improvisados sólo hacen exitoso su mito»; pero nadie puede vencer al capitalismo, en este milenio, sin desencadenar más capitalismo. Y Ernesto Guevara, después de muerto, es un producto más manejado por las fuerzas del capitalismo.

«Me quedé con esos cuatro pelos que víste metidos en el sobre y, sin embargo, me pagaron miles de euros por el mechoncillo», susurra como ejemplo del cómo se capitaliza hasta un gargajo de salva con tabaco que Guevara escupitara.

La Ruta del Che es un paquete turístico de las agencias de viajes bolivianas y, en el itinerario, se incluyen varias paradas en la escuela de La Higuera donde fue ejecutado, «un rápido vistazo a la quebrada del Yuro donde fue apresado y ahora, como oferta especial, la pascana en la que se supone fue su tumba durante 30 años al lado de la pista de aterrizaje de Valle Grande».

Villoldo dice que al Che, «ateo como fue», le hacen misas, lo usan en 'mandas' y en la zona donde operó y murió se le venera como a santo. San Che atrae turistas y consolida a cristianos de señal y y creencia. Todo lo que ataña a San Ché, o San Ernesto, será fetiche y el que sepa sobre el Ché, de sus 'milagros' y horas de calvario, es como profeta. Su riqueza baja como del cielo. «Es como si le pusieran una mina de oro a la vista y tuviese mapas de ubicación en las manos, pero hay que tener físico y ambición. Money, money!»

Toda la autoexaltación con que Villoldo se ubica en vida, clamando la atención de los nietos y las agencias de viajes miamenses y suramericanas, se origina por el contubernio de la «justicia venal» de tribunales de La Florida y la vieja política de seguridad, antes llamada la Deténte comunista. Ahora se cotiza lo que él sabe, o dice, o hizo en la friolera de 2,000 millones de dólares. Se le tiene miedo a su boca, a sus mentiras, se precia que siga con la mentira y no le cuestione al gobierno sus 'verdades'.

A él, hay que indeminizarlo, aunque sea con el 10% de tales fondos que, por estar ya asignados, han sido pastel que otros buitres sobrevuelan para mayor estafa y robo. El Tribunal, por voz de la misma jueza, ha dicho que los 2,000 millones de dólares una buenas tajadas ya «han sido esquilmadas por sentencias similares en otros casos de pícaros».

«Pero, tú no eres un pícaro, ¿no?»

Y se echan a reir los dos, como si supieran la respuesta adirmativa, pero, al fin, volviendo a su cara de sofistico morrilludo y la severidad del «delito» del nieto, cómplice prospectivo que hurgara sin permiso en sus archivos de memorias secretas, Gustavo, el Indemnizado, dice: «¡Claro que no!»

04-09-2007
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Thursday, August 25, 2011

No creo que estés bien del todo / cuento


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De «Leyendas históricas y cuentos colora'os»
Te digo que 'no creo que estés bien' y me parece que escucho o repito a Doña Custodia Argüello, tu madre. Entonces, solías debatirte con apoyo a la noción espiritista, menospreciando a Tu Señor Dios. Crees que hay un alma que vive y salta más allá de la premura del tiempo. Crees que es cosa sencilla, tener la vida, con su beso de sustentación y su beso de despedida como amada viajera, o habitante lunar que cava un «blanco abismo», hacia el que vamos. «Un blanco abismo / de quietud, en cuya cuenca / las cosas son cadáveres / y las sombras viven como ideas».

Te piden: «Que no hablés de la muerte».

«No, viejita, si mencioné la sombra, la sombra que miento es la que viste con túnica a ideas». Y la dama replicaba: «No está del todo bien que, siendo joven, ya estés pasmado de muerte; buscándole carnes y hueso a la nefasta Flaca» y, amenazaba, ¿recuerda que te amenazaba? ... vas a irte con la Abuela, católica más feroz que ella cuando critica las teorías modernas, reencarnacionistas y el temario de los ciclos kármicos, maldita magia del Diablo. Quiere que se olvide de la Provincia de Córdoba y, en particular, de esta Villa María del Río Seco, donde la muerte lo hilaría en la boca, y no lo suelta. Leopoldo menciona esa muerte hilandera. La llama «hebra de seda».

La madre se da cuenta de las menciones. La estricta formación católica lo privará de la creencia en el Angel Nagro y en la hebra que es la muerte, con su blancura de luna; pero, se irá a Santiago del Estero, «y si la hebra allá te siguiera, Leopoldo, la enhebramos, camino al sur, que muera en el Ojo de Agua. Ahogaremos esa muerte que te separa de Dios, como un ateo». Y los amigos suyos se ríen cuando la oyen, ahogando o enhebrando la muerte en un Ojo de Agua. Creen que la poeta es la madre de Leopoldo. Y le hablan sobre «El Pensamiento Libre», asegurándole que no es una revista espírita, sólo con influjo anarquizoide; pero hay católicos que escriben y uno es Leopoldo, que firma como Gil Paz porque aún no está seguro de lo que cree o no cree.

La Abuela y la Madre aconsejan a los amigos. Buscarse sus mujeres y casarse. Se acabarán así los follones libertarios, andarse discutiendo cada problema a la luz del socialismo. Y Argentina es la misma basura política de siempre. Antes hubo un Juan Manuel de Rosas y se le opuso Nicolás Avellaneda. Buenos Aires pretendía autonomía, pero, aún mejor que Rosas, ¿quién detiene el fraude, la rivalidad inutil de los políticos? Bartolomé Mitre contra Avellaneda... Quintana, viejo como estaba, tenía enemigos. «Y me dijíste, yo, anarquista, sentí que lo maté, que mandé mi compinche».

Tampoco fue para que lo tomaras así. Lo hirió un catalán, tiro certero a su coche y la era del pistolerismo no es sólo en Argentina, y en el contexto acumulativo, global, macrohistórico, es que a tales atentados se los entienden, o se explican el símbolo y razones. Tú creaste tus propios símbolos y díste tus razones y hasta tus hijos, tu esposa, Doña Juan te desmentieron.

«No creo que esté bien del todo eso que han hecho». Pero pasó.

Y su madre no creyó que estuviera bien que Leopoldo y sus cómplices fundaran el primer centro socialista en Córdoba. Influencia fue fr Roque Sáenz. Tan tranquilo que estuvo entonces. Hasta su matrimonio parecía feliz. «Hablamos, por primera vez, sobre gauchos, tus ensayos y tus poemas, y los escritos de Hernández sobre Martín Fierro y, cuando hirieron a Quintana, viajaste a Europa, travesías imprescindibles porque, de no haberlas hecho, en la élite porteña te quitarían el respeto, la izquierda y la derecha te decretarían incompleto. No víste el simbolismo in situ ni el por qué Europa se pronunciana por el antisemistismo.

«Vino Rubén Darío a conocerte», le dijo Juana Agudelo; pero, a Lugones la fijación necrológica no se le había quitado, ni mudándose a Buenos Aires, y ese tango agorero no perdió su tonada. «Y uno se pasma de lo próxima / que está la muerte en la blancura aquella». Blancura que atañe al abismo de quietud de quien lo Cava, la mente sepulturera, alma lunar que dan los Diablos, según los Evangelios, al decir de madre y abuela.

Te digo que 'no creo que estés bien' y me parece que escucho o repito a Doña Juana Agudelo, tu esposa. «¿Estás feliz en Buenos Aires?» Un poco. Te nació Polo, el primero, el único varón y, al rato, Pirí y Carmen... y la verdad, a la mujer no la amaba, como ella esperaba. Agradece que exorcisa las fuerzas extrañas de tus cuentos fatales. Sigues, en conversaciones, especulando con retoños anómalos. «Gajo vil de ignorancia y miseria / todavía espinando». Te subes a Las Montañas de Oro (tu mujer pregunta tus símbolos y no se los dices; a fin de que te crea alma de gaucho, payador en el fondo y, lástima que crea que sólo cantas para el campo, la PampA) y que te olvidas de los amigos que por tí preguntan. Te olvidas mucho de tus propios hijos, ¿que no decir de ella?

Le gustaba la voz orientadora de José Ingenieros en la vida de ambos, pero se inclinó por Manuel Ugarte y Payró. «Horacio Quiroga parece tu hermano». Silencio. «¿Y?» A ella le ofendía cada monosílabo. «¿Y?» A Gerchunoff sacaste la vuelta, como si fuera tu enemigo. Según la casa se llenaba de ejemplares de La Vanguardia, o colaboradores, te sintieron menos solidario. Todos se dieron cuenta de que ya no eras el mismo. Dijeron que pasaste del liberalismo al conservadorismo fascista. Ya ni socialista ni místico. Y la luna se convirtió en «fugaz sardina» y tu alma fue descrita como «vagabunda»... y claro está que una mujer puede ser una «dulce coyunda» y el corazón enamorado, ave azul que anhela libertad... pero debíste decirlo, no traicionarla y seguir mintiendo, alegando que sirves a «certidumbre de días mejores / la igualdad de los hombres (que) te inicia / en un vasto esplendor de justicia / sin iglesia, sin sable y sin ley». No. Estabas mintiendo.

Alfredo Lorenzo Palacios, abogado, decano socialista de la Universidad de Buenos Aires, senador del Distrito de La Boca, primero entre los que batallaron para darte fe y ejemplo exitoso, te dijo: «Poeta, es la hora. Contra la explotación de los sexos. Contra el maltratao laboral de mujeres y niños. Hora de unir voluntades socialistas. Que no se trabaje en domingo. Que haya derecho a la vivienda». Quería él que fueras el segundo socialista en el Congreso Argentino... pero ya andabas torcido. Lo había observado Ingenieros.

«Señor Chauvinista, Leopoldo Lugones. Impulsor de las alianzas fascistas que pululan entre ricos empresarios, hacendados y militares argentinos, diga claramente si apoya el golpe de José Félix Uriburu». Te había escuchado desde 1923 en el teatro Coliseo de Buenos Aires. Tu discurso fue Ante la doble amenaza. Tú eras el escándalo. Al poco tiempo, rodó la cabeza del caudillo radical Hipólito Yrigoyen. Y el régimen instaurado ese año no fue bueno. Ni tu adhesión al nacionalismo autoritario desde la década de 1920. Tú eres peor que el traidcionalismo Mazarquero.

«Señor Chauvinista, Leopoldo Lugones», te gritó Palacios. Gente del periódico roquista «Tribuna» que antes vino a verlo, ya no. Y con todo, que Palacios dijo, que seeía sólo amigo, porque ya no vales como compañero. Coamarada, educador... te digo que 'no creo que estés bien' y me parece que escucho o repito a Doña Juana Agudelo, tu esposa. Se queja de que hablas sobre cierto nido ausente. Mas ella nunca ha faltado a su nido. «Eres tú quien te ausentas, Leopoldo».

El pistoletazo a Quintana hizo ver muchas cosas. Tus lados ocultos. Tus fases de Luna tenebrosa. Que te las das de «Pobre pájaro afligido» y te sales a cantar a otros árboles con pajares. El nido por el que lloras no ha de ser el de Doña Juana. Y tu amigo Alfredo Lorenzo lo vio. Estaba con tu hijo, casualmente, y salieron a buscarte. Para decirte «de lo bello que es el mundo / poseído por la antigüedad de la luna llena». Te dirían que te olvides de insomnios. La depresión, el hastío. Lo que llamaste historia de tu muerte. «Y el ansia tristísima de ser amado, / en el corazón doloroso (que) tiembla». Estaba muy enamorado de una muchacha que conoció en una de sus conferencias en la Facultad de Filosofía y Letras.

Ella lo tenía en la luna. Una ciudad en el aire. «Una ciudad tan lejana, / que angustia con su absurda presencia», «una ciudad casi invisible suspensa, / cuyos vagos perfiles / sobre la clara noche transparentan, / como las rayas de agua en un pliego, / su cristalización poliédrica». Y en ella, para ella, la relación sentimental y apasionada. Hasta que su hijo se enteró sobre estos amores. Lo descubrió y forzó al padre a que la abandonara.

Te digo que 'no creo que estés bien' y me parece que escucho o repito a tu hijo Polo, quien dice hoy que te perdona y que, en declive depresivo, llevas demasiados días, metido en un recreo del Delta de Tigre, llamado El Tropezón.

Aún, con su vergüenza de adúltera a cuestas, la chiquilla que enamoraste se personó a decir a Polo, Susana y Carmen, que no quiso oírla, que hablaste sobre delectaciones morosas con tus lunarios sentimentales y que la novia es la Luna. «Y si la Luna es la muerte, yo no quiero ser su novia». No ofrecerá «el agua triste como el llanto / la fuente consecutiva». Ella, «su amante... en claustral encanto», echará a un lado sus «romances del Río Seco»... Que termine todo, peilhrosa decisióm en este trance porque Leopoldo Lugones lleva días soñando con la hebra de seda que lo envuelve y la punta que se desprende de us manos, como último beso....

y a cada beso tuyo,
con una vuelta menos me ceñía
y cada beso tuyo
era un día;
y el tiempo que mediaba entre dos besos
una noche. La muerte era muy sencilla.
Y poco a poco fue desenvolviéndose
la hebra fatal. Ya no la retenía
sino por solo un cabo entre los dedos...
Cuando de pronto te pusiste fría
y ya no me besaste...
y solté el cabo, y se me fue la vida

Creo que cuando pasé a tu habitación, ya habías ingerido la mezcla fatal de whisky y cianuro. Había un ángel negrp recogiendp por la punta una hebra de seda blanca.

2-03-1989
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Deliquios del divino amor / cuento


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Del libro «Leyendas históricas y cuentos colora'os»




A Francisca Josefa de la C. Castillo y Guevara (1671-1742)

«El hombre es ignorancia y es olvido. / Es imagen de la sombra y el engaño»:
Francisca J. Castillo y Guevara
«¿Quién pudo hacer ¡ay cielo! / temer a mi querido? / que huye el aliento y queda / en un mortal deliquio». Ella sabe. Francisca Josefa de la Concepción. Que los confesores no le vengan con cuentos o recriminaciones. No a ella, quien ha visto al diablo escabulléndose por los huertos de Tunja, en su natal Boyacá.

En el monte de la mirra, donde cuelga sus devociones y locuras en aras de su amado, apretado racimo de consuelos, porque ella es lágrima viva, solitaria, Francisca Josefa ha visto cómo se apresura la imagen de la sombra. El engañador que se viste de monje. Se ha despertado, en medio de la cama, cuando ese rostro la examina. Le mete un deklicado silbo por los muslos. «Tan eficaz persuade / que cual fuego encendido / derrite como cera / los montes y los riscos» de su púbis.

Pero no hay escapatoria. Ya está sola en el mundo. Pobre, ella que fue hija de un mercader, Ventura Castillo, mal come y la cama no es blanda. Su único tesoro es un racimo de salmos y frases latinas que aprendió en el Convento de Santa Clara, donde se internó. ¡Cuánto quisiera que sea su primo el que viene a alegrar sus huesos, «aún lo más escondido».

Su madre, María Guevara, le dijo a la niña: «¡Con ese primo no!» Era un pobre. valepoco, de tan mala prosapia como su marido Ventura, que la trajo a estos andurriales de Bogotá. Después de todo, ella es descendiente de los Marqueses de Pozo. «Mejor apréndete los catecismo y cásate bien. No cometas el error mío que vine a parar a Tunja, con un mercachile».

En un mortal deliquio ha quedado desde entonces. La edad de 18. No hay escpatoria. No tiene donde ir después de la pobreza sobre la cial avisa la Dama María Guevara, dama de la amarga mirra y este huerto de chabacanería y rustiquez. Tunja es tan apartada, despoblada, insignificante y as monjas revelan esa cultura agresora, tanta orfandad y pobreza que, en cuanto puede, se impone la mirra amarga. A veces, mientras lee un librillo que se le ha obsequiado de Teresa de Avilla, las monjas le jalan el hábito. La arrastran por los pasillos del claustro y se le pelan los codos y las rodillas.

«El rigor de la noche / le da el color sombrío» a todo, hasta a los sentimientos. Color sombrío tiene la Capilla que fie construida en 1571 como parte del primer convento de monjas de clausura de la Nueva Granada. Van ya casi diez confesores que le dicen: «Deja de pecar»; cree ver a su ángel, a su amado, y sólo cree verlo porque, su querido, tiene la cabellera de oro fino, tan dulcey suave que lo percibe, hasta que siente como una dura rama de árbol; átbol llovido de rocío, húmedo, destilante, «el amor le ha cogido», dice ella a los confesores, porque suda el licor más primo», cuando la rama le entra, punza derecho al chocho de la ventiañera. «De bálsamo es mi amado / apretado racimo / de las viîas de Engadi», y goza «y difusamente baja / de penas a un abismo». El abismo suyo porque le asalta la posibilidad de que no sea él.

Puede que sea una broma de otras hermanas clarisas que le sacan la ropa y le levantan los tobillos para ver el negrísimo esplendor de la ranura, crica o ano según destila, o «suda el licor más primo». Y ese primo, con el que no se pudo casar, duele y diez confesores lo han sabido. Y diez monjitas de Tunja se entretienen con su misterio, medio conversado a los libros, porque escribe sobre esos Afectos Intimos, su vida y la de su querido.

Y difusamente baja de penas a un abismo.

Francisca Josefa de la Concepción lleva, por nuevas cuentas, una veintena de años de monjilería. Es abadesa del concvento y aún cree que la rodean brujas de perversas artes. Entonces, se enferma, como cuando recién entrara a la orden monacal. Es agónico el sentimiento de no saber si hace bien cuiando invoca, a uno qUe iguala en celeridad al cervatillo, cuando se cuela en su alcoba.

Desde chiquilla lo invoca, aunque crea que se trata de la Sombra Engañosa, padre de los olvidos, como Ventura Castillo, el mercachifle, indigno de una Marquesa del Pozo.

«¿Quién pudo hacer ¡ay cielo! / temer a mi querido? / que huye el aliento y queda / en un mortal deliquio». Ella sabe. Ha de ser la Sombra, el Engañador o la Ignorancia. Y no ha querido ser ignorante, a fin de ser juiciosa e imponerse controles.. No lee comedias baratas, peste del alma. Reza y escribe más que antes ya que ahora le dicen Madre y se le suben los colores al rostro porque sabe que peca y que las madres dan testimonios de sus pecados, por el fruto que se gesta con la semilla. ¿Con quienes pecó? Es lo de menos. Allguien le llena la vagina del licor más primo y entonces dice que el amor le ha cogido.

La Madre Castillo ya lo dice en latín. Cada día es menos simple su fantasía. o la conceptualidad que maneja. Sabe que es poeta, otros porque es monja y habla sobre sexo, la declaran la mística de Tunja. Clarisa iluminada. El Virreinato del Perú quiere una teóloga mística, con castellanía verbal, una Teresa de Avila, que la Inquisición no puieda callar; pero es en Boyacá, con Francisca Josefa, donde el milagro se ha dado.

Nunca fue a escuela alguna. Ni ha salido de Tunja. Sin embargo, sabe hablar sobre la angustia, en teoría y al dedidllo y hay 55 capítulos de su Vida espiritual, a veces perdidos, o rehallados en registros y papalería oficial del convento, pues, en los márgenes de los libros de contabilidad del monasterio escribe y se apasiona con anotaciones que se alejan de memorias piadosas. A veces es un huracán discursivo que no tolera maniulaciones. Es acusatoria y señala a las mujeres más crueles, brujas que visten de internas clarisas y se turnan para torturarla, verbal y físicamente.

Entonces, difusamente baja a una celda de oraciones, donde colocó una cama. Alllí se queda, escondida. Sea a Dios, o al diablo, lo invoca y siente que él baja a un abismo. «Tan dulce y tan suave / se percibe al oído» la lengua de él, con palabras que le dejan su racimo de consolaciones y después, como yendo a su huerto, pese a las noches frías, él deja «gotas de su hielo / le llena de rocío». «Tan eficaz persuade / que cual fuego encendido / derrite como cera / los montes y los riscos» y ella quiere pensar, aunque no sea cierto, que son «deliquios del divino amor».

21-09-1988
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Thiemer@Arte / Estas en mis manos, gordo / cuento / Formación de la etnia pepiniana / Yossi May / Teth, mi serpiente / 1. Nostalgia de 30 años cruciales del pasado / Unionismo y Anexionismo / Como una amazona / A Luisa Bottari Rico / «Cantos de la Experiencia», poemario: En torno a William Blake / En torno a William Blake (2) / En torno a William Blake (3) / Al principio fue la Urgencia: Necesidad y autonomía. Dos fuerzas que se disputan la poesía / Salí a buscar mi cabeza y rejuntar mi osamente / Cuento / Diario de Simón Güeldres / Serúmanos / Olla de grillos / ¡Aquí viene Oppenheimer! / Cuento/ En Facebook / Canto al Hermetismo - Carlos Lopez dzur | Facebook / CARLOS LÓPEZ DZUR: Nueva entrega de EL VUELO DE LAS GRULLAS / Winston el Alfarero / Azul / Ambientalistas / Para hablar como Sócrates... / De La Revolución Profunda / Juntos Somos Fortes: Un premio al espíritu “maligno” de la Internet / A los Jovenes de Israel / Avigdor / Camino de eternidad / Héctor Soto Vera / ensayo / Ruscalleda Bercedoniz: Esculturas del Recuerdo