Cambio y credibilidad

Cambio y credibilidad 

en la política boricua

Por JULIO AROCHO SOTO

Nunca antes como hoy, el PPD había estado tan escaso de credibilidad como en estos precisos momentos históricoc por los que transcurrimos. No se trata de un coraje o desilusión momentánea. Si no de algo pensado, meditado y lleno de conocimiento y experiencias que ha padecido el pueblo, y que tras el mismo esfuerzo y sacrificio de ese pueblo de llevarlo al poder para enmendar el pillaje y la corrupción del PNP, ha sido traicionado por una cobardía nunca superada en el PPD, y que comenzó con Muñoz mismo. 

Aquellas lluvias, trajeron estos lodos. Los PNP's son los hijos, nietos y biznietos del PPD fundado por LMM. Son los hijos de los dos himnos y las dos banderas, De la defensa común, donde el gringo pone las guerras, y nosotros los muertos. Ya no hay diferencia alguna entre sus cúpulas partidarias que conspiran contra los verdaderos interes del pueblo, en favor de las oligarquías parasitarias. Aunque sí quedan diferencias entre sus bases. Y es la principal de estas diferncias, el que grandes sectores aún de la base PPD, no ha renunciado a su puertorriqueñidad. Y eso los mantiene aún, como un activo más esperanzador que el neopipiolismo, pues el liderato neopipilo ha puesto en duda su credibilidad y honestidad, tras 20 años de amancebamiento con los enemigos irreconciliables de nuestra puertorriqueñidad. Huyéndole a las vacas, se acostaron en el corral de los toros. Es momento de cambios. 

Pero no de cualquier cambio. No se trata de un cambio de ladrones y mentirosos, si no de extirparlos de nuestro cuerpo social a todos. Como la fiebre no está en la sábana, no curamos nuestros males con un cambip de sábana, como volver a montar al causante pricipal, que por su evidente como tan colosal déficit de calidad humana, su inferioridad moral, no nos serviría absolutamente de nada. Hace falta un cambio de habitación, hacia la habitación de la soberanía. 

Un cambio de sábanas, porque ni las rojas ni las azules, han podido bajarnos una fiebre que sube alarmantemente, mientras no pueden trabajar para nadie, que no sean ellos mismos y sus amigos ojeto de sus privilegios. La ceguera del neopipilismo, que ni ve ni se ve en el pueblo, los incapacita para siquiera dirigirse ellos mismos. Y la división del Grito de Lares, confirma el diagnóstico. No es volviendo a subir el PNP, como coma bajamos la fiebre que solo es un síntoma de una enfermedad más grave. Es tiempo de alianzas de pueblo por interese comunes. Sin colores, ni partidos. 


Y de eso, Carmen Idalia Ortiz Rivera,Nelson Rivera, y este servidor, les hemos hablado bastante.