Sunday, July 31, 2011

Salí a buscar mi cabeza y rejuntar mi osamenta / cuento


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Edward S. Curtis, «Geronimo Apache»


«... You told your soldiers to put me in prison, and if I resisted to kill me. If I had been let alone l would now have been in good circumstances, but instead of that you and the Mexicans are hunting me with soldiers... The Indians always tried to live peaceably with the white soldiers and settlers. One day during the time that the soldiers were stationed at Apache Pass I made a treaty with the post. This was done by shaking hands and promising to be brothers. Cochise and Mangus-Colorado did likewise»: —-Geronimo, Geronimo's story of his life, In Prison and on the war path, 1909.
Poco a poco, él fue abriendo los ojos. Tosía, dolía su pecho por causa de una neumonía y recuerda que cayó del caballo cuando iba rumbo a su casa, una celda.

La noche estuvo tan fría que las manos del amigo que lo ayudaban a incorporarse, con la meta de subirlo a su caballo nuevamente, las sintió como brasas; pero era un apache chiricahua. Se tranquilizaría. La primera confesión no pareció objetiva, sino racional. ¿Estará enloquecido? «Salí a buscar mi cabeza y rejuntar mi osamenta», dijo el caído.

Entonces, el amigo de sus angustias y su tribu, conocedor del dolor, no se enojó al oírlo: «Me confundíste. Delirabas». El accidentado había despertado en Skeleton Canyon, y dirigía su plática, casi a salivones de murmullos, a un tal Lawton por interlocutor, quien lo presentaría ante el General Nelson Miles. «Pero no soy Lawton ni estás en el Cañón de las Osamentas. Deliras desde que caíste del caballo».

«No debí, entonces, decir eso, supongo», dijo el apache.

Seguramente, soñó con el año de 1886 y su rendición. Quedó de nuevo como muerto. Y le frotaba la garganta y el pecho. Sabía que volvería en sí y, cuando lo hizo, mencionó que el mismo Theodore Roosevelt iría a verlo a la Feria Mundial de St. Louis; se dice eso, por de pronto, y se le protegerá de la mexicanada que lo aborrece. «Es por lo que voy rumbo al Fuerte Sill».

Los colonos mexicanos que fueron a la Feria quemaron las fotografías que anunciaron a Gerónimo como una celebridad de los Shows del Oeste. Matar mexicanos para él no fue un show. Tal vez lo sea para los anglosajones que lo subieron ferris como payaso. Venden dibujos suyos y librejos como souvenirs. Y son historiejas adulteradas. nNo son sus memorias. Ninguno ha preguntado el por qué de su belicismo. El no puede entender todo lo que sobre él se dice en St. Louis.

«¿Te robaste el caballo o lo pedíste prestado?»

Y sonrió. Le gusta saber que al menos uno le sabía su nombre: «¡Y no es Gerónimo!» Los folletos conn su retrato mienten.

De pronto le preguntó qué hacía, tan viejito ya, fuera del Fuerte Sill, de Oklahoma, donde vive cautivo. Es prisionero de guerra y, como tal morirá y será enterrado. «Prisioneros es lo que somos», le dijo tres días antes de que muriera de pulmonía el 17 de febrero; pero él no está sino viviendo la súbita acronía. Se ha perdido en el tiempo, tres días antes de su entierro.

De la fecha que lo regresa a su verdad, el amigo detectó el año 1904. Mas son cinco años en ese curso, pasado el invierno. Es cierto que estuvo en World's Fair in St. Louis, y el Presidente Theodore Roosevelt lo invitó a desfilar con él. No será. Ya fue. «Enronces, no debí decir próximamente ni que Roosevelt fue quien dijo los dos como Grandes Guerreros». El es un cobarde bien armado. Dijo que sí, porque es tímido, sencillo, casi no entiende el inglés, sabe cinco palabras: Yes, Not, War, Peace y Brother. No ha podido decir esta última palabra a nadie que la merezca: Brother.

«No debí decir que voy a desfilar con ese perdonavidas cobarde». Ahora entiende que ni Nelson Miles ni Roosevelr ni el General Crook (quien le impuso la reclusión en el fuerte de Oklahoma) son amigos. Mucho menos hermanos. «No debí decirlo de ese modo».

Y, en su letargo, el jefe creyó que le contaba sobre estas cosas al sobrino. Salió de la celda porque quiso ver sus tierras, así también lamentarse de haberse rendido. Aún le quedaba mucho odio, más que antes, durante su juventud, y lo canalizaha hacia los mexicanos, mas ahora contra el yankee. Vería si las provincias incendiadas se han reconstruído: así en medio de los rojos paisajes de Arizona, así tras los nopales yendo a New Mexico, y hacia Texas. Ahora, pese a que los holandeses de la Iglesia lo han instruído para que sea vehículo de perdón y arrepentimiento, el odio sigue a pleno trote. Lo que hace es mover el odio de un lado para el otro. Aún así, cree que odia más a los hombres blancos de Oklahoma y de Missouri, incluye a los holandeses y a unos peregrinos que mientan los que van a las escuelas.

«¿Avisaste a la iglesia cristiana de este paseo?» Entendió que dijo que sí, mas revalúa. «No debí hacerlo». Cambió su dios natural, robó autoridad a los Grandes Espíritus, canjáeandolo por ese Dios cristiano que ninguna de sus esposas quiso. Ni Alope ni Ta-ayz-slath, ni Chee-hash-kish. A los dioses blancos no le gusta el indio lujurioso. Nana-tha-thtith se quejó. Cuando é; no era cariñoso, por tanto odio encerrado contra el blanco, Zi-yeh no recibía sus besos. She-gha o Shtsha, ninguna de sus noches de amor, por lo que todas comprobaron que no volvió a endurecerse el hueso suyo de fecundar a las hembras.

En el paisaje de Bedonkohe, cerca de Turkey Creek y el río Gila, comenzaron a asentarse mexicanos y ni su Abuelo / Mako / jefe de apaches de Bedonkohe ni su padre, ni sus tres hermanos, confiaban en los colonos de los asentamientos.

«¿Fuíste a espiar a los mexicanos?», le pregunta el amigo. El tiene su espíritu vagando por Sonora, donde también había mexicanos y los odió porque mataron a su esposa, a la que obtuvo desde que ella cumplió 17 años y le dio sus tres hijos. Una compañía de 400 soldados, con el coronel Carrasco en comando, entró a donde tuvo su vivienda y su esposa Alope, cuando él era Goyahkla, y padre pacífico y no tenía rol de guerrero en la tribu de Mangas Coloradas. Nació el odio por estos soldados por la sola razón de lo que hicieron. Y, ese día, 6 de marzo, según los calendarios de mexicanos y blancos, año de 1858, él cambio. Dejó de ser varón para ser una bestia anima.

«No debíste cambiar». Mas ha cambiado. Y mucho tiempo y cambio han sido que olvidaron que su nombre es Goyahkla, bostezo pacífico, tranqulidad regocijada. Ha cambiado y lo designan como el Terrible Bostezo del Dragón . Este despierta y esparce su aliento, con fuego y muerte. El jefe Cochise, buen guerrero, lo vio cambiar, pasar de la calma a la dragonticidad terrible y juntaron odio para vengar los ultrajes y asesinatos cometidos por los soldados sonorenses y mexicano. Antes eran tres grandes apaches. Pacíficos. Juguetones.

Se hizo cristiano. «No debíste». Confiesa que sigue creyendo en la vida después de la muerte y discierne si el odio después de la muerte también se persiste. Su espíritu se escapó para observar si la tumba del Coronel Carrasco ha sido saqueada. «La mía lo fue». Y después pasó de Sonora a (Janos) Chihuahua. Rememoraría sus rebatiña en lugares como el norte del país Opata. Ante ellos hizo el nombre de Mangas Coloradas sinónimo de venganza brutal. Lo llamaron «el Terrible» y se calculó que, entre 1820 y 1835, los apaches mataron a 5000 mexicanos, obligándolos a esconderse bajo las faldas de los blancos y de sus mujeres con ojos azules.

Dijeron que Gerónimo / Goyahkla / destruyó unos cien poblados desde el primer bostezo de odio suyo en inmediaciones del suroeste. «No debíste, Goyahkla». Vengada la matanza cometida por Carrasco, no volvió la paz. Un par de generalazos, tal por y para cuales, Howard y Stanley de la División Armada del Pacífico lo acorralaron, ayudaban a sus enemigos y fueron quienes testificaron ante el Senado Federal que Gerónimo / Goyahkla / y sus Mangas Coloradas / habían admitido sus culpas, autocondenándose como peligrosos forajidos. «No debí dejar que dijeron esa mentira», dijo.

Y su espíritu voló con delirios de neumonía. Recordó que no habría perdones condicionados. El cautiverio por vida es preferible «a la libertad de la muerte», le dijeron. No entendía que ello fuera posible. Mas dijo: «Sí, y no debí asentir a eso».

Recordó la última feria a la que acudió en St. Louis. Le dijeron cuando lo sacaron de la celda: «El Presidente de los EE.UU. permitirá que vayas. No se enojará. Ha autorizado que se te proteja. Nadie va a golpear a un apache viejito. El Presidente estará, desea verte y mirar las suertes de enlazado con sogas que seas capaz de hacer para atar a las reses, al mejor estilo del Wild West... Dále ese gusto al Gran Jefe Blanco porque es la Feria Mundial de St. Louis», y, aunque lo persuadieron, odiaba al blancos y a los mexicanos, aunque no osaron hacer más daño que humillarlo en el ferrs y en meterlo de regreso a una jaula como si fuera un becerro o perro muy bravo.

Advierte la debilidad de su cuerpo, empero siente más libre su pensamiento. El espíritu se le escapa de los huesos, sale por sus poros y, como si hablara con su nieto, o gente que le puso su nombre Goyathlay o Goyahkla, en su nativa lengua Chiricahua, habla que te habla. La vida diele felizmente esta noche que, al menos, se acompaña con uno no lo llama Gerónimo. Es lo que más odia en la vida, ese nombre que le pusieron los blancos. «No debí permitirlo».

«No debíste salir del Fuerte, Goyathlay», le dijo el amigo, porque lo llamaban eronimo the Terrible como en los folletos que se venden en St. Louis. Uno que bosteza ira. Bostezo de monstruosos vientos del Mal. Dragón, el Terrible. Y él sabe que se ha ganado el odio para siempre. El odio acumula odio. Sabe que morirá y ya, montado sobre el caballo, rumbo al Fuerte, dice a quien cree que es su nieto: «Asegúrate que pongan mi cabeza junto con todos mis huesos; porque yo tengo que volver a la tierra y terminar con mis enemigos».

Cuando murió, tal como predijo y advirtió al presunto nieto, los más burlones enemigos, mismos que lo usaban en las ferias para explicarse la cantidad de arrugas que son posibles en rostros oscuros, fueron a su tumba a robarse su osamenta y se antojaron de su cráneo. Dentro de éste, escupían, aún lo utilizaban de urinaco él y/o quemaban el tabaco u otras hierbas durante sus invocaciones de demonios. Miembros de la sociedad secreta de la Universidsad de Yale, «Skull and Bones», robaron del cementerio en Fort Sill este último bostezo de energía, juego del éter, que el Jefe apache salió a buscar aquella noche, arriesgándolo todo.

El robo produjo un rugido humeante, muy grande. Hubo que llevarse la cabeza. Dar varios paletazaos sobre el cadáver, todavía no seco y pelado de la calavera, separar la cabeza. Birlarse el cráneo. Les produjo miedo. «Dirán que trataste de escapar, Goyathlay. Si no te subo al caballo, puede que los soldados hasta nos disparen por la espalda; ya no inspiramos miedo».

«No debí morir aún. Fui a ver mis huesos y mi tumba. Y mi cabeza no está. Dí, cuando ya no pueda hablar contigo, que la devuelvan a la Resetvación Apache y que la añadan a mis restos, junto a mis huesos. Que tenga mi cabeza donde están el organismo... y más alta que mis pies, mis dedos, mis manos, mis esencias».

Y cerró los ojos y no volvió a hablar al presunto nieto.
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Wednesday, July 27, 2011

Esmeralda Santiago presentó «Conquistadora»


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Por Carlos López Dzur
En la Sala de la Facultad de la Universidad del Sagrado Corazón (USC), el pasado 14 de julio, una de las más eminentes novelistas puertorriqueñas del presente siglo, Esmeralda Santiago, hizo la presentación mundial en español de su novela «Conquistadora». La autora recibió la bienvenida ante el auditorio de Nina Torres Vidal, profesora del USC, traductora y autora de la introducción a Casi una mujer de Esmeralda Santiago y la Dra. Carmen Dolores Hernández, con formato de entrevista, hizo que la invitada conversara sobre los entresijos de su obra.

La Dra. Hermández clasificó «Conquistadores» como una «novela épica», una más en el proceso creador de Esmeralda que reitera que Puerto Rico ha sido siempre un centro internacional de migraciones. «Puertorriqueña en la frontera misma», dijo sobre Santiago, quien vive en Westchester County, Nueva York, esta escritora tiene la necesidad de «explicarse después de haberse ido» y analizar el drama humano de la migración. Esta vez, para Esmeralda Santiago, se dio la oportunidad de retrotraerse al decenio de 1840 cuando se forma la nacionalidad puertorriqueña.

La novela que le tomara diez años en escribir es, además, investigativa en cuanto desafía lo que respecto a Puerto Rico ha sido cierto, la ausencia de abundantes informes, diarios y testimonios humanos escritos sobre los campesinos sin tierra, arrimados o esclavos. «Nuestros pardos están olvidados», dijo Esmeralda con acento rotundo.

Con el personaje central de «Ana» [Ana Larragoity Cubillas] y el afán de dar la descripción del cuadro de la sociedad a que su personaje pertenece, su novela crece. La llevó a investigación y a leer abundantemente sobre la historia puertorriqueña desde el hito representado por la Real Cédula de Gracias, pasando por la epidemia de cólera que diezmó la población en el siglo XIX y punto en la vida de la ruralía en que comenzará a hilar las vidas de sus personajes antes de arribar al «presente» que le interesa.

«Ana, como personaje, es una mujer diferente a mí porque yo fui una niña de una familia de campesinos sin tierra y ella es una aristócrata que viene con tierra» y advierte que a veces el público quiere que el novelista ya aclamado siga haciendo lo mismo, una literatura circunscrita a lo histórico, sin dar alas de imaginación o libre ficción a los personajes. «Esta es novela es histórica, pero tiene su magia».

«Ha sido una cosa misteriosa que, al comenzar a escribirla, no sé de dónde viene... Sé que tuve la necesidad de expresar, a través de Ana, el amor a la tierra y traer a la luz la humanidad que, en todos sus aspectos, tienen los personajes, la concubina, el capataz, ella como la propietaria o hacendada, lo bello junto con lo feo, los modos con que se quieren algo, junto a lo que no se quiere, lo poético y violento que pueden coexistir, como en los poetas... Esto es visible en Ana, mujer atrevida, poco sentimental, que no centra su vida alrededor del hijo, sino de la tierra... Por eso te mencioné que Ana es muy distinta a Scarlet (el personaje femenino) de 'Gone with the Wind' y del que me mencionaste paralelos [...]», dijo la autora y agregó: «Soy una persona pragmática... No veo ni creo en fantasmas o en gente que me habla, como desde ultratumbva; a menudo me niego a creer en esas cosas. No soy una persona visionaria. No obstante, esta novela surgió así, como una visión de Ana que me llevó al proceso de investigación de mi propia familia, mis vecinos y amigos, hasta que llegaría a Juan de Santiago en 1845, y el inicio de una búsqueda más minuciosa en archivos históricos españoles».

La protagonista de «Conquistadora» es una joven peninsular que siente una gran atracción por Puerto Rico, gracias a los diarios personales de un ancestro que había viajado a la Isla con Juan Ponce de León. «Esa misma pasión es la que la motiva a mudarse a la Isla tras heredar unas tierras».

Aunque Esmeralda Santiago siempre ha escrito sobre Puerto Rico, esta es la novela que le marcó la oportunidad de explorar al país, desde el inicio de la colonización española, enfoque que no había novelado en sus libros previos que incluyen Cuando yo era puertorriqueña, comúnmente admitida como la primera de tres libros de «memorias», el segundo y tercero de los cuales son Almost a Woman, adaptado como película para PBS Masterpiece Theatre, y The Turkish Lover, aparecido como uno de los mejores libros en las lista el 2003 y 2004. La primera novela formal fue «América's Dream», que ha sido publicada en seis idiomas y su personaje de «América Gonzalez», ya tornado en todo un símbolo.

La autora, quien regularmente escribe en inglés, defiende el valor de las buenas traducciones que «hace que no se pierda la esencia del libro original». Afirma la influencia de la novelística rusa, en su apreciación del género. También ama a Dickens, Flaubert y el sentdo de aventura de George Elliot. Da siempre lo mejor de sí, escribe de corrido sin corregir, hasta una lectura final, donde quita y pocas veces añade al texto. «Escribo lo que me gusta leer», confiesa como garantía de cuán satisfecha se siente sobre sus trabajos. «Nunca leerá algo que yo misma desapruebo».

Una de las confesiones que hizo Esmeralda Santiago en la sala de la USC fue sobre una etapa de enfermedad y silencio literario forzado tras haber sufrido un infarto. Por dos años ni pudo leer ni escribir.

A través de la emocionada bienvenida de Torres Vidal a la escritora, se pudo repasar algo que ya sabíamos por sus primeras novelas (e.g., Casi una mujer, Vintage: 1999), que Esmeralda Santiago (cariñosamente llamada Negi por su familia), vivía en el barrio rural de Macún para 1961 antes de mudarse a los Estados Unidos, que ha sido aficionada a bailar salsa y destacó como actriz en sus años de preparatoria, como intérprete de «Cleopatra» en New York's Performing Arts High School.

Santiago se graduó de la Universidad de Harvard, magna cum laude in 1976. Y un año después. fundó con su esposo Frank Cantor, una firma mediática y fúmica, CANTOMEDIA, que ha ganado muchos de excelencia por sus documentales. Hizo una Maestría en Literatura Creativa del Colegio Sarah Lawrence y posee varios dodtorados honorarios en Letras de instituciones como el Trinity University, Pace University, Metropolitan College y la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Mayagüez.
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Saturday, July 23, 2011

San Sebastián del Pepino: Convocatoria al Estudio de su Historia


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Web / Wednesday, January 7, 2009 / La Casa de Doña Bisa
Nueva Convocatoria: Los interesados en la historia puertorriqueña y, particularmente, del Pueblo de San Sebastián del Pepino, están invitados a visitar los siguientes lugares que forman parte del proyecto Trece Monografías históricas sobre San Sebastián del Pepino. La primera convocatoria digital lanzada data de 1989; la segunda en 1998 y 2009 y la reiteramos hoy.

Desde aquí, ya en Puerto Rico, se invita a los lectores —de cualquier punto de la Isla o del extranjero— a colaborar con historias de sus familias, a forjar la Consciencia Memorante Colectiva, al aportar sus genealogías, comentarios, biografías de personajes folclorizados del pueblo (del presente y del pasado).

Compártanos anécdotas y ejecutorias epocales sobre sus abuelos y tatarabuelos; envíenos fotografías de lugares bellos y paisajes significativos en sus campos, o en el Casco Urbano.

Si tiene recuerdos, anécdotas de antiguos o recientes alcaldes, jueces u otros funcionarios... Si conoció a las familias más antiguas en cualquiera de los barrios de San Sebastián, si tiene conocimiento de pepinianos talentosos del pasado o del presente, el propósito de este Website de San Sebastián es recibir, guardar y compartir, tales aportes con el mundo —reconociéndosele a quien aporta su generosidad...

Por favor: Visitar estos urls, o escribir a Carlos López Dzur:

baudelaire1998@yahoo.com
HC 1 Box 7832
Loíza, Puerto Rico 00772

Proyecto Actual: Listado biográfico de Maestros Pepinianos o Adoptados como pepinianos...

NUESTROS LUGARES Y ENLACES: Entrevista: El hombre enamorado de la vida / Selecciones del poemario Yo soy la muerte / Links / Enlaces / de Historia Pepiniana / Notas sobre el magisterio en Pepino desde principios del Siglo XIX al XX / Cartas de lectores / Website de San Sebastián del Pepino / Poetas del mundo / San Sebastián del Pepino: Convocatoria de Estudio / A 70 años de Bajo la sombra de un pino / del compositor pepiniano Juan Francisco Acosta De Arce / Máscaras y hamaqueros del Pepino / Hilda Serrano: eterna apasionada de la música / Por Miguel López Ortiz / Los Oronoz / Rodón / Visita del Gobernador Horace Towner a Pepino / Comevacas y Tiznaos en Pepino de 1898 / Narciso Rabell Cabrero y la paleontología / Enrique Cebollero y sus aventuras / Por Horacio Hernández Campán / Víctor «Tito» López Nieves: Magisterio en Pepino / Epica de San Sebastián del Pepino / La capitaleña / La Carlita / Folclor pepiniano / La Familia Segarra, López de Victoria y Su Conexión Histórica Pepiniana / El comercio y la industria en Pepino, 1776-1970 / Breve cronología pepiniana / Unionismo y anexionismo (1) / Bibliografía pepiniana / 13 Monografías: Orígenes del Pepinito / Auge / Sopanda / Folclor / Historia de SS / Ortizal / El pacto de los Fundadores / estampa pueblerina / Poema sobre la casa de Doña Bisa



Si tiene una página que enriquezca la memoria histórica pepiniana, envíenos su enlace y enlácenos.

WEBMASTER DE LA PAGINA: CARLOS LOPEZ DZUR

Víctor «Tito» López Nieves: Maestro y poeta pepiniano


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Por Miguel López Ortiz / Periodista Cultural e Investigador
Este venerable puertorriqueño (n. en Pueblo Nuevo, San Sebastian del Pepino, 1 de marzo de 1919 – m. en Santurce, mayo de 1995) fue un abnegado educador, poeta por vocación y patriota por convicción. De origen muy humilde. Fue el penúltimo de siete hermanos: los primeros cinco, habidos en el primer matrimonio de su madre, Cristina Nieves, con el señor Guillermo Colón. Su hermana menor, María, y él fueron frutos de la unión de aquella con el electricista Emilio López. Con muchos esfuerzos, logró cursar sus grados académicos regulares. A la edad de 16 años fue a vivir a Mayagüez con uno de sus hermanos mayores, Antonio. En la llamada Sultana del Oeste tuvo su primer empleo, que fue en la fábrica elaboradora de las Galletas Sultana.

La vocación poética le afloró durante aquella época, algo un poco raro al tomarse en cuenta que en su familia no habían aficionados a la Literatura ni se había relacionado con personas inclinadas a esta rama de la escritura. El primer foro que encontró para dar rienda suelta a sus inquietudes fue la revista-cancionero Éxitos de la Radio, que editaba el propietario de una imprenta en Ponce, allá para 1941. Para la misma escribía «contestaciones» a los textos de boleros clásicos y a canciones que, entonces, estaban de moda. Otra revista, la mayagüezana, Ecos Radiofónicos, le publicó algunos de sus poemas, entre ellos el titulado Sólo tú, en 1942, así como los textos de algunas de sus respuestas a canciones muy populares.

Aquel mismo año de 1942 – plena Segunda Guerra Mundial – fue reclutado por el Ejército de Estados Unidos. Tras completar su adiestramiento básico en una base de Filadelfia, fue asignado rendir su servicio militar en la zona del Canal de Panamá y, durante algún tiempo, en el campamento Batista Fields, en San Antonio de los Baños, municipio perteneciente a la provincia cubana de La Habana. Mientras estuvo en Panamá, le surgió la oportunidad de colaborar con la revista farandulera Guión haciendo los mismo que ya había hecho para las antes mencionadas publicaciones puertorriqueñas.

Con los beneficios obtenidos como veterano, estudió Pedagogía en la Universidad de Puerto Rico hasta obtener su Bachillerato. Durante más de tres décadas ejerció el Magisterio en escuelas públicas de San Sebastian del Pepino. Durante el primer lustro de la década de los ‘50 se hizo colaborador de una famosa revista cubana que, curiosamente, tenía el mismo nombre que la antes mencionada panameña: Guión, aunque no existía relación directa entre ambas. A esta publicación, además de sus acostumbradas «contestaciones» a boleros en boga, también enviaba breves crónicas sobre el quehacer artístico que se desarrollaba en la radioemisora mayagüezana WPRA que, entonces, era tan movido como los que mantenían las sanjuaneras WKAQ y WNEL. Es posible que esta iniciativa lo haya convertido en el primer corresponsal boricua de una publicación farandulera extranjera.

Nunca dejó de escribir. Casi toda su producción poética se dispersó en diversas publicaciones: la revistas El Sol – órgano oficial de la Asociación de Maestros de Puerto Rico – y Radio Hit, los periódicos regionales El Pipinito (del cual también fue articulista), El Gorrión, Palique y El Progreso así como en los anuarios de las Fiestas Patronales de San Sebastian del Pepino. En la antología Cantares al Pepino, publicada por el también educador y poeta Ramón Luis Cardé Serrano (1952-2010) en 2003, aparecen tres de los poemas que dedicó a su pueblo: Aquella plaza vieja, El Chorro de Collazo y Luna sebastianeña.

Poco antes de su desaparición física, Víctor «Tito» López Nieves alcanzó a publicar un bonito poemario: La barca de la vida (1995) – que dedicó a Julia Ortiz Alicea (1928-1987), su amada esposa y madre de sus hijos, entre ellos los realizadores de KooltourActiva y el importante escritor Carlos A. López–, pero dejó material suficiente como para completar otro libro. Poco a poco, a través de este portal, iremos sacando a la luz poemas suyos que permanecen inéditos y cuyos manuscritos originales conservamos y atesoramos.

Abatido por la tristeza que le dejó la partida de su compañera desde el 31 de mayo de 1947, falleció en el hogar de su hijo Miguel, donde pasó sus últimos años, en el sector Miramar, en Santurce, en mayo de 1995.

Una Breve muestra de su legado poético se halla en el website Kool Tour Activa

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Friday, July 22, 2011

Selecciones (2) de Yo Soy La Muerte / de Carlos López Dzur


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Ver entrevista en torno al libro

LLAMAME DESEO / ALEGRIA / FRAG. 2.
Desde hoy me llamarás
Deseo / Alegría / ausencia de tristeza.
Que sean otros los que me digan
Puta Muerte / hechicera / choripanta traicionera.

No tú, Carlos, orfebre de palabras.
Cántame como canta el beso tierno a los labios.
Admira mi boca roja de vanadio.
Abre mis muslos, mira la charca en que nacíste;
sumérjete en mi parto; nazcamos juntos
en el amor de la voluntad de belleza.

Te prestaré la joya de Gersimi.
Te haré nacer en la luz de los mares.
Edén llamaré a tu isla, alcoiris su libertad.
Libre albedrío, tu consciencia.
Tu nuevo Yo, el que no cesa,
lo fundaré en el acto que se llama Armonía.

Bozeman, Montana - Abril 1987

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ELLA NO ES

No. Ella no es madrejón ni seco río.
Ni habita siempre en el hiperespacio
más allá de las tres dimensiones conocidas.

Le gusta la superficie toroidal de mis ejes
y unce las toroides de mis planos
y a mis cabrillas las vuelve torbellinos.

¡Ay, Bicha de Balazote!
me has despertado
y en el rescoldo de mi angustia
te apareces
y escardas de mí lo bueno
y quemas de mí lo malo.

Con tu piel me coses
un velario. Con tu memoria me compartes
la narrativa propia de mi yo y el Olvido.

5-8-1989 / De Primera parte / Narrativas del yo cesativo

<>

VANADIS

¿Para qué buscar tan lánguidas bellezas /
más allá de tu cuerpo querido y de tu corazón dulce?:
Charles Baudelaire
Lo que doy a los cinco sentidos
es demasiado generoso, cada vez es más rico.
Es un yo-casi-glorioso y si lo piden lo doy
y si lo toman por ser poco, lo retiro.

Te diré que soy llamada Vanadis
y mis templos tuve y tendré en los cielos
del Norte y en las cuevas de Vikingos
y de Vanes germánicos; se me invoca
como Freya, la más puta de los Ases.

Y me dijeron maga, curandera, pitonisa
porque soy más sabia que puta,
pero más ardiente y bella que las joyas
de las Valquirias y la Maya.

... Yo soy La Muerte, Carlos,
y dispenso la Luz en el yo cesativo
y con mis besos regenero a varones
de débiles potencias.

Doy libertad vital y liderazgo.
Pongo en los inviernos del abrazo
la erótica y mi alegría se avanza
en otoño, en verano, en primavera.

En un manto mágico de plumas de águila
te guardo, te subo a las nubes más altas,
a predios del hiperespacio.

Te he llevado a mi palacio en Asgard,
donde recibo por Odín las almas de los muertos,
donde amo a los dioses del futuro.
a los enanos que trabajan con mis cinco sentidos

<>

LOS ASQUEROSOS

Hay hombres / bestias / entes / seres
que yo no quiero ver.
Son los que dejaron de pensarse como egos cesativos.
Me dan asco y no voy a sus camas
a entregarles su futuro sepulcro.

A ellos no les cierro los ojos.
Yo no. Otros que sean los que susurren
una mentira para ellos: «Están muertos».

No me arropan las colchas de esos cadáveres vivientes.
Me gusta más tu cobija y tu cuerpo desnudo
que me adivina, acaricia, me sube con manos
tiernas, esplendorosas, pequeñas, al estómago.

¡Tú me has amado, me invocas, me respetas:
tme llamas hermana, madre, mujer, amante,
materia prima de tus ansias, pulpa femenina
de tus sueños!


¡Cómo me amas, enano,
desde la flor de tus cinco sentidos!
Me siento más bella cuando tú me quieres.

<>

EROS / EROS / EROS / Frag. 6.

No se trata de las renunciaciones.
No del cadáver del Deseo.
No de una moneda colocada
en la costilla o la boca del difunto.

¡Esto se paga en vida,
venga o no venga la Muerte!
Esta es la virtud anticipada
y la gracia trascendente,
la bendición a tiempo:
¡Eros, eros, eros!

[De Segunda parte: ¿A dónde vamos?]

<>

METAMORFOSIS

Tú... ama mi fango, hijo mío,
que yo de lo turbio forjo La fuente de aguas
cristalinas; la Muerte es filtro.
Del fango es alimento.

Tú, medita en mis huesos, siémbralos en nombre
de la Güenda; yo, los haré como semillas
que se pudran y florezcan y sean un vestigio al fin
de lo nuevo en tus ojos y en tus pasos.

Es mi palabra: lo que te doy no se vencerá
ni la estacada de nuevos abandonos.

5-13-1989

<>

DE LA TRANSITORIEDAD

A George Simmel, primer sociólogo de la modernidad, sicólogo de la acrobacia y la pirotecnia, hombre sin base firme, retórico neobarroco de la transitoriedad…
Estos son los discursos sobre la muerte amarga,
la agonía ad hoc, defunción giratoria,
el sepelio insoportable, el petardo,
la disolución infernal,
la Nada victoriosa
y el nihilismo.

Aún sabiendo la directa relación
entre la vida y la forma, ellos no van al fondo.
No se juntan contigo, no suben
a la Nao de la bruma,
menos se ponen en tus botas.

No lloran con la ralea sufriente
que pide tu café, el asma de tu madre, la tragedia,
el disparo, el cuchillo rayado y afilado
con la brea de una orilla de tu calle.

Ellos buscan el espíritu del tiempo
como se busca un chiste en el vacío,
un pedo difuntal entre utensilios,
definición impresionista de la Nada.

Por la expresión básica de instintos
no van a la fe, sólo la mientan.
Huyen a los saltos, leaps of faith
kierkegardianos.

No harían una intrahistoria agónica,
senequista, goyesca, unamuniana.
A la esperanza no le daríán su hóla
olfateando la pasión.

Vivos ya están en los panteones,
muertos en nequencia,
deambulan como zámbies…

<>

A MONCHO LIRA Y MARIA CULITO

No saben el discurso, la queja existencial,
abierta y dolorosa, el don, la hondura
del ebrio despreciado, Moncho Lira,
el don histriónico, oratorio,
de María Culito,
la pobreza dura, el esfuerzo,
el heroísmo de Millita,
el hambre en la misericordia,
la reunión de los pobres por un caldo
y zapatos, o trapitos nuevos y fiambrera
que les brinden los Torres y Boultrón,
Cheo El Indio, o para el pobre
la cajita de muerto de Don Aguedo.

Para tus días, nada saben sobre la muerte.
Inventan estructuras y cohesiones sociales,
el dominio, el puño atroz,
la Mano Invisible del estragulamiento
para que no se construya
un yo maravilloso, ser-con-otros
projimal, destino comunitario, benévolo.

<>

YA NO ME DETENGO

Abro mi paso. Yo no me detengo.
Mi prisa empuja secretamente lo que encuentra
y no puede evitarlo. Echate a un lado, cadáver vivo,
si observas que este viento arrecia en forma de persona
o la barca que lo auxilia se navega
con su preciosa carga.

El sol está en mi sangre y lleva lo mejor del mundo:
estos egos cesados, premio de muertos.
Me acompaña una zona vibrante de silencio
que como tal azota el luto y vomita sus cráteres.
Consumió lo que pudo desde su garganta
que tiene sed de alba.

A mis pies circula el río más caudaloso
(de tu monte, Carlos) y me añade la premura que me falta.
Me alcanza, me empuja, me reanima.
De los valores recobra a los ausentes remolinos
y con la lengua perfora más agujeros
que los que queman en las almas.

¡Qué violenta y golosa es la tierra que conozco
por causa de esta prisa, de los pies a la boca!
Voy donde me lleva la promesa más pura,
vida que brinca entre charcos y vientos,
de norte a sur, de meridiano en meridiano.

1-7-1977

<>

EL SUSTENTAMIENTO EN LA AGONIA

¡Qué pena de advenir y carrusel!
Imagino a los muertos
como langostinos que saltan de la red,
peces transformados por insaciable apetito
y que oscurecidos, en el día final, se fijan tiesamente
al regodeo de la tristeza mía, se pegan
a las horas en que sucumbo contigo, Sepultura,
y con sus cuerpos...

La feroz madrugada vibra
el ciego holocausto de la aproximación;
me voy cuando ya tú me sueltas,
te dejo, pero me has sustentado en agonía
(y, si me has mutilado, qué ojos lo dirán, no sé).

Estuve al habla con una pena inmunda
y nueva que ajota hambre de ser
y prisa de aguacero, repentino e intenso,
y muina de barro y godeo de celo y mujer.
¡Ay, qué empleo me dio la pena y la tronga,
ardiente, lujuriante, caprichosa!

¡Que arrastre sobre los vientres de la sepultura
los de estos vientos que han devorado
el mal soñar, con maderos viejos,
leños de mal arder
y el mal dolor del trinqueval,
con dos ruedas del carrro negro,
deslizado y sepulto al fin,
allí en la ribera de uverillos que florecen
en abril, y luego se secan, ajenos al río y la mar!

<>

QUE PENA DE ADVENIR U CARRUSEL

¡Qué pena de advenir y carrusel,
la vida como noria y giros de Samsara!
Téngase lástima por mí
que los sepulto, por todos,
por los que nunca se aferraron al hoy
y por los que siempre se aferraron al ayer
en medio del desgaste del ser-en-otros
y en Uno-ser y en Nadie-ser,
espaciados en inmensidad maravillosa.
La muerte al fin.

<>

ENTRISTEZCO, DON AGUEDO

Huérfana de palabra, Ella satisfecha en mí
y mi incrédulo yo, satisfecho con ella...
Entristezco, Don Aguedo.
Vea que entierro los míos, un cadáver tras otro,
y ¿quién vendrá por la sospecha de saberme poco,
todo y nada, cautivo de su nombre,
a enterrarme a mí?

Una memoria agradecida se encargará
de quitar mi nombre de Cerbero,
pero... ¡Ay! me hallas, te veo, te solicito
y con qué ojos percibo lo que seas,
no lo sé, Muerte, hasta hoy.

Hice el oficio de servirte, peor
hubiera sido ser verdugo y juez…
En tristeza personal,
te confieso.
«Te he amado;
yo te desnudo».

En cohecho de noria y carrusel, te amo.
Tú y yo fornicamos sobre las sepulturas.

26-4-1989

<>

LA MUERTE A ESCONDIDAS

Mejor que no me observen
ni me compartan quejas.
Que no vayan a mi jardín
ni me añadan sus flores.
Quiero ser muerte a escondidas.

Esperen. Levantaré mi mano
y les llamaré porque conmigo
serán amados, les diré mis prójimos,
seres de mi anhelo, lo prometo,
pero no formen bola,
no se agrupen, yo sé mi archos,
mis reglas coercitivas, mi voluntad
de cizaña castradora.

Sé cuando expido mi consentimiento.
Sé cuando quiero el fin de las persecuciones.
Sé cuando recibo a los desprestigiados
y cuando acabaré las extorsiones
y la privación por violencia y engaño.

<>

CUANDO NO HAY SABIDURIA AL MORIR

De lo contrario, yo deformo,
apago el aliento y los preño en la angustia
por las sendas de días y sinsabores
más largos que el cienpies meado.

No me cobren una cuota
por el amor que permito.
No hagan nada por fundirse
en mi abrazo, suicidas del chantaje.

No me sellen con emblemas
por sabérselo todo: yo soy la boda
y el divorcio, yo soy el jardín que yo quiero,
el policía verdadero de la dicha,
el retollo de flor y cipreses
del colapso, árboles llorones
afines a mi llanto.

No quiero proclamas con medidas
para mi emplazamiento
ni género ni número ni turno;
no doy licencia a destiempo
ni ofrezco privilegio.

Que no haya enojo
cuando decido y amonesto
ni se afane una norma de muchos
ni una coerción de pocos.

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LA MUERTE ES JUSTA Y OBJETIVA

No lo acepto.
No imito pendejadas soberanas.
Que no haya prohibiciones que equivalgan
al castigo, yo soy la Generosa,
sin monopolio de verdades ajenas.

Los que me insultan, o me menosprecian,
en su propia impostura los preservo
con la fuerza que condena,
con el robo que les roba,
con el odio de sus propios desprecios.

No. Yo no me burlo,
yo les recibo en el Seno de Abraham,
y beso a la mujer majúa,
como a lloricas que vendrán a mí,
a su debido tiempo.

No multo por lo tarde
a quien regresa, ni añado más traición
a los que se traicionaron a sí mismos.

<>

LA BARCA NAVEGA EN LA LAGUNA

Laguna Estigia, río luctuoso,
realidad contínua del ego cesativo,
tránsfuga y sangrante, lágrima y risa
de Caronte, perla de oro de las Erinas
y las putas más putas putas
del Ovario Bendito,
la nave tiene prisa.
La barca está abatida por las olas.

El agua empuja para no sentir
todo lo que se pudre en un pantano:
al planeta envilecido del primate.

Algo se tiene que morir, almas desgarradas,
el yo cesativo que se pervive idiotamente
en la historia perpetrada de los mitos

... sin hallar su justa interrelación,
su calidad de vida
en el espaciotiempo vibratorio.

El alma envilecida, su cerebro
que fue alma irascible, piloto,
el buen caballo,
ya no halla superficie de contacto,
porvenir inductivo, simetría de salvaciones,
ni las rutas al interior del Cielo.

[De Séptima Parte / La invención del alma]

<>

EGO, CESA YA

Vino tu hermano con engaño, y tomó tu bendición. Y Esaú respondió: Bien llamaron su nombre Jacob pues me ha suplantado dos veces. Se apoderó de mi progenitura y aquí ahora ha tomado mi bendición: Génesis: 21: 35-36
Bajo la piel del carnero
(mas no en la página vacía de la indiferencia
sin sustancia) está la bendición, el camino,
la estrella más brillante...

David en seis sentidos expresado, el hijo con raíz,
a son of the Soil! e Isaac que bendice
y yo, Viajera Oscura, que los recibo
donde Astrae es justicia
y valle de vanadio, mis lágrimas.

Pero lo que está bajo la piel es mío.
La carne es caduca, pero no lo son
mis ríos uterinos, la Tierra que protejo.
La doy al hombre / mujer por abrigo y amparo.

Ego, cesa. Yo te recibo;
despídete de la Madre, y nichos ecológicos,
amores gentilicios, íntima simbiosis,
vecinas dependencias; ego, cesa.

El ego tiene que morir, irse conmigo,
dejar que yo sea su memoria,
su nuevo canto.

<>

DAR Y QUITAR DE LA MUERTE

Todo lo que quito, al fin y a la postre, lo devuelvo.
Si. Soy ladrona de vida pura.
No quiero Ego de muertos.

Digo, en la orilla de las Estigias del planeta,
desligáos del cadáver.
Un cadáver no sirve.
Sóis más que huesos mugrientos;
la vida sin los huesos, hoy se inicia.

Desligáos de toda memoria que no sea
su amor profundo, olvidáos de las cosas,
lmecanicidades, inesencias frívolas
e impuras. Ego, cesa.
¡Alma, múerete ya!
Así podrás vivir conmigo.

[De 1-29-1998 / De Narrativas del Yo cesativo]
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De Yo soy La Muerte / Selecciones / 1


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El libro «YSL» consta de siete partes con los siguientes títulos y orden: Narrativa del Yo Cesativo, Introducción a la Laguna, ¿A dónde vamos?, Oralidad de los demonios, La Barca de la Muerte, La Barca de la gloria y, la sección final, La invención del alma. López Dzur describe el libro como producto de la más dura etapa de autocuración, tras el padecimiento de cáncer, y el enfrentamiento con este aspecto físico, único desagradable ante la muerte, la enfermedad y desgaste. El triunfo sobre la etapa descrita es este libro, como anticipo a la meditatio mortis, contenida en «El libro del amor y la amistad», con el que como autor esperaba despedirse de todos sus amigos. Mas 'La Dama' / la Viuda / del Alma / de sus poemas le ha permitido permanecer aún más en la 'orilla antes del próximo viaje de Caronte'. Carlos es un sobreviviente que ha meditado su experiencia.

LA MUERTE ES SANTA
La muerte es santa, Carlos,
pero hay una muerte que hipnotiza,
mentirosa propuesta de los destructores
y no es mía y no me representa.

Ebriedad es. Sopor de un limbo innecesario.
Acaricia con uñas largas aún a los vivos.
Con dientes blancos y ojos severos,
miente. Sonriendo, bebe la sangre oscura.

Cuando veas a los que te aman
o pudieran llorarte, dí que la muerte,
a la que irás un día no es tipo de condena.
Es muerte verdadera, cesación,
meramente. Ella no me suplanta:
te recibe La Dama.

Es la Cárite más bella,
el esplendor, el ángel.

Tú no mueres en verdad, Carlitos.
Vienes a verme por un rato
y me pides que te restaure el ser
y ponga júbilo y dones en tu alma:
el eco de mi voz en el corazón tuyo.

{De Introducción a la Laguna, frag. 15 }

<>

CUANDO LA MUERTE ES AMORFA

A veces la muerte es amorfa,
mercado de todo y nada,
disparate de muchas piezas,
originariedad desnaturalizada,
quincallería de golpes,
decepciones, caídas y fracasos,
desespiritualizado acaecer,
sórdida arritmia,
ética maquiavélica de angustia.

Antigualla de nihilismo, demagogia neosofista,
epítome del desgarramiento político del verbo,
mentís aparatosa de inmanencia, sepelio del alma.

Mecanicidad del ser, externa teratología,
egolátrica internalización de causas,
te saludo en miles de estadísticas.
Te computo en el asco de mi vómito.
Te esputo con ojo de buen cubero cálculo.

<>

CUANDO LA MUERTE ES COMO EL OLVIDO

A mi amigo el poeta y médico Cecilio R. Font Ríos
A veces la muerte quiere olvido
en síndromes de células.
Quiere una voz parkinsoniana.
Llevarse a los héroes que admiro,
a mis amigos amados, Cecilio.

Se los lleva vistiendo de temblores
a mis ángeles, con argucioso plan de olvido
porque ellos se aferran trágicamente
a la memoria de sus cuerpos,
a lo abyecto y sublime que simultáneamente
se conjuga para dar un Soy poético a la tarde,
un Seré mañana al placer de la noche.

<>

DEFINICIONES EXISTENCIALES DE LA MUERTE

La muerte definida
como un golpe organizado,
uña filosa que se hunde
en la molleja, en tu ser en la carne,
todavía no me asusta
aunque me arde y muerde
con su gusto de araña venenosa;
la muerte me ha llamado
desde su democracia mercantil
y su imperio totalitario y caníbal.

La muerte invocó mi nombre
antes que yo tuviera cuna y un seno
de reposo, con el rítmo cardíaco
de mi madre; me llamó
aún antes de hallarme con un beso,
me sedujo antes de encontrar
el romance con las formas bellas
de los huesos y las curvas tersas
del amor que madruga.

<>

CUANDO LA MUERTE ES MISERIA Y EPIDEMIA

La muerte definida como contexto cotidiano
y escenario
me hizo una estrella apagada,
volcán sediento, estanque que se perdió
en el monte de las ciudades frías,
montículo de referencialidades
soterradas, muertas en hipertextos.

No puedo temerla, aunque tampoco amarla.
La muerte se compone de millones de hambrientos.

En el año 2002, fallecieron 10.5 millones de niños
de edad menor a 5 años y a sus países
los llamé 'mis hermanos terrritorios';
yo creí la hipocresía / ingenuidad de llamarlos
criaturas, copias de mis ojos pequeños
y no pude hacer nada, sólo llorarlos inútilmente.

Otros 45 millones de niños morirán
en los países en desarrollo desde ahora
hasta el 2015 y no tengo nada que darles
sólo una frazada y envolverlos
en el adiós de mis lástimas.

A mi país, USA, le duele invertir el 0.14%
de su ingreso nacional para la ayuda;
la muerte humanitaria no es tan generosa,
se cercena la mano como el donante menos pulcro
y por esa razón, como los muertos de otras tierras
yo me llamo el más pobre, el muerto
con menos abundancia, el cadáver menos solidario.

Frags. de «Yo soy la Muerte» / En Zoomblog

<>

IDEARIO ANTE LA MUERTE

En ésto creo, Carlos,
y lo escribiré como una carta
para un enamorado. Pónlo
en la cesta invisible que te doy
con aroma y mandato de mi alma.

Esto dijo Atabey en su descanso eterno;
ésto lo dijo Irene, matrona que recibió
al herido y desnudo Sebastián,
asaetado en poste del Estadio Palatino:
No morirá del todo la fe,
la santidad del hombre
y su conexo histórico.

<>

LA VIDA COMO PALO ENCEBAO

No me los llevo al infinito, Carlos.
No estés triste por ellos.
Volverán a lo mismo, en breve:
Mingo La Perra a trepar el palo,
Sabino, a la albañilería,
Cornelia a santiguarnos.
A rezar, La Puerca y Pascasio.

Un palo encebao es la vida
de ellos, sus habitáculos en el yo,
en las autohistorizaciones,
en las norias del buey
y lo alienado.

Estas gentes no tienen plenitudes.
No son del Uno, ni sospechan
a Spinoza, ni a otros lados
de la onticidad y sus universos.

Están verdes y crudos,
sin comprensión primaria
de los cinco sólidos perfectos,
apenas balbuceantes
en sus metafísicas.

Van a sanarse después
de mucho herirse y regresar
a herir, después de mucho sanarse.

{De Introducción a la Laguna, frag. 7}

<>

DEL ACAECER / LA UNIDAD DE LOS CINCO SENTIDOS

Cinco silencios que la bestia no goza,
sin embargo, los tiene el náufrago viviente,
y la Lamia monstruosa,
sensible empero, con su Materia Bruta,
cinco modos de decir, vida prestada,
existencia mía, vida breve,
respit de la Mort,
lamia de existencial obsesión y desconsuelo,
a cuyos hijos verá del todo heridos,
desangrados, en burla,
aún insepultos por el Meqaber.

Por lo que, entonces, les entrega
el llanto noche y día, tiembla
sin cesar un momento, y se gasta
su mirada, y se pone cetrina
y duele el amor, el sexo, el Bíos.

Una vez sea cumplida
a fuerza pertinente de lo ónticamente
necesario, la unidad fundamental
de estos cinco sentidos, a la viuda
del Ser, a la huérfana, a la madre
que perdió los hijos, miradas
de reposo daré, ojos para la madrugada:
un día será del Gran Sepulturero
y la némesis, la venganza y el dolor,
pero otro día, se te hallará en la alquimia.

Lamia, la verás, María parturienta
de Belén, Naditu, vestal acadia,
verán la promesa cumplida
y, como templarios que custodian
el Secreto, inventarán las palabras
y las alegorías, dirán contra la Muerte
y por la muerte: Soy el Acaecer,
los puntos en el centro de las cosas,
un dolor en punto para el parto,
un parto a punto de nacer,
el punto encima de las íes.
Un punto en punto caramelo…
más insondable que la muerte
es la esencia
y todas sus totalidades,
el desafío, el bíos,
la apofánsis,
el ala,
el fundamento
del fundamento.

[De Introducción a la Laguna, frag. 5]

<>

A LOS HIJOS DE LA ESTIGIA

A los hijos de la Estigia, cuatro son
en la Tierra, los observé en las aguas.
Los extraje del naufragio
y los salvaguardé con angustia.

Los vestí con la sociología.
Quité harapos, sedimento malo.
Los alimenté con piel nueva, futuro.
Para el hambriento dí pan de optimismo.
Los alivié en los kimtu, en aldeas gentilicias,
en villas de refugio, aún consoladoras.

Naditu les habló misericordia:

2.

Hoy lo femenino muere con su divinidad extraña
y los varones mandan, esquilman el comando.
El matriarcado se convirtió en la Luna,
la locura, el caos, lo introspectivo.
El tiempo nació hoy.
Nació el tiempo
con número nupcial de desamparo.
El hueso frío es el agua de la Oceánide.
Niké llena de horas y sepulcros
es la victoria, conato de la muerte.
Cratos nació para matarla,
tarde o temprano será,
él no se esconde en piedades,
él es, por cotidiano, vil proceso,
un trámite, una letre de caché,
sello del rey, voz de instituciones.

{De Introducción a la Laguna, frags. 1 y 2}

<>

UN PESCADOR TE ESPERA

A Dánae, presa de angustia y lanzada
por su padre al naufragio y la muerte
Al ángel que fulmina los fantasmas de la muerte
y ciega los temores en las cuevas, lo llamarás
el Pescador, constructor
de senderos de la oxitocina.

Es el más amoroso vigía, Séfiros isleño,
sefirot por bondad de la Mañana,
vigilante de los décimos días.
Endorfina del Ser, contigo navega
en el cofre de la huída.

¿No es hermoso? En cueva de tinieblas
no estarás por siempre.
Toma la promesa, hija es de las aguas,
héroe es y eco de Tu Vida.

Hija de la Torre, espera con paciencia.
No desmayes.
Un pescador te espera.
El cofre se abrirá en la mágica Presencia.

<>

NO MORIRAAS JAMAS

No morirás jamás.
Existe el infinito. Una oportunidad,
escena ctónica, una tras otra, réplica
de libertad para que extiendas al hombre
y que el ser primordial se plurifique.

El se levantará del hueso y la molécula,
del gen y el cofre de Perseo,
el Pegaso volador y las huídas de la Tierra Madre
que vigila lo siniestro y su avanzada una vez
ya venció con el espejo de la sabiduría.

No morirás tú.
Quien observa la piedra, el polvo abstracto inicial
de la serpiente, la casa-contra-piel del Golem,
la mar oceánica del monstruo, dijo: No morirás,
pequeño de Dánae, ancestro de A-Cristo,
esclavo del Tirano. No morirás.

Prevalecieron los mensajes hormonales
en zurrón guardado, en el amor posible.
Los pescadores de Sérifos quedaron con sus rayos,
humanos y divinos, y has visto el Arca,
el rollo de la Cábala, el Ojo Mío,
y pueblos cortados
y barridos de la Gloria, nada son.

Prevalecieron allende
la mar monstruosa de Occidente.

5-2-1989 / Breves antologías poéticas / Yo soy la muerte

<>

LOS VIAJANTES DE LA BARCA

Cuesta mucho dolor este culitaca,
sentirse libre, sin demonios,
lleno de vida.
La culpa, soterrada.

Algo queremos que no lo explica su ciencia,
sólo la líbido y su libertad de vuelta y media
que no tiene otro ser que inmoralismo.

Nos va el ser en el ritmo del perreo.
Nos habituó al clamor un grito primitivo
de las danzas y, por ello,
en lo estricto del juicio y la condena,
no hay axiomas; bloqueamos los avisos.

Preferimos la senda del rechazo.
Somos incrédulos.

4-12-2000 / De «Yo soy la Muerte»
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El hombre enamorado de la vida / Entrevista


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Por Abelardo García Vera
Universidad de Oviedo
Escribí hace unos años un breve mensaje electrónico a Carlos López Dzur, poeta residente en los EE.UU.. Había leído muchos de los fragmentos que de un libro de poemas, entonces en preparación y por tanto incompleto, él colocaba en revistas electrónicas españolas en astrolabio, net. «Yo soy la muerte», «Barcas de la gloria», «Barcas de la Muerte», «Introducción a la Laguna» (Estigia), «Oralidad de los demonios», eran algunos de sus títulos para textos que hoy, ya finalizado su libro, veo publicado en versión electrónica por la Editorial Alebrijes, fundada por Norma Segades-Manías, poeta argentia. Las secciones previas preanunciaban el proyecto. Según hice lectura de sus partes, cada vez que las publicaba, entendí mejor el meollo de su mensaje.

Lo primero que reproché a él con un mensaje que agradeció, con esta respuesta: «Gracias por su comentario y su interés», fue: ¿Por qué un joven autor está tan obsesionado con la muerte? ¿Por qué se buscó semejante tema que, al parecer, agotaron los poetas griegos y romanos, con la figura de Caronte, hijo de Erebo y Nix, o como en 'Trilogía de las barcas' o 'O Auto da Barca do Inferno' (1517) de Gil Vicente?

Sí. Llegué a preguntárselo, temiendo otro "Gracias por su comentario" y hasta ahí. No me daría más explicaciones. Mas no ocurrió así. La cuarta micromisiva que envió fue la siguiente: «Agradezco su lectura fiel. Una respuesta sencilla a su pregunta: Estoy enamorado de la vida y la Muerte (Ella) está enamorada de mí: CLD».

Unos meses después me escribió y envió un documento en Microsoft Word (versión, rft) con el documento completo del libro, el índice y la dedicatoria. Anunciaba que sería publicado en papel. «El documento lo envío en 'attachment' en Microsoft Word y tan pronto termine usted su lectura, ya que lo enviaré a impresión, espero que sea una de las primeras personas que me comente. Cada lector es especial para mí. Usted ha sido el más fiel. Carlos».

He leído su poemario finalmente. No tengo la formación académica para juzgar su riqueza ni soy un poeta con los recursos de lenguaje y de imaginación que López posee. Como lector de poemas y artículos en grupos literarios en la internet, no puedo ofrecer otra crítica que la que se reduce a decir: 'Me gustó, o dejó de gustarme'. Esto sí, al fin y al cabo, me gustó el libro y pedí al autor, que es un profesional en estos menesteres, que responda abundantemente a mis preguntas, de modo que algo resulte al tomarse este artículo como un ejercicio de entrevista y expresión de mis curiosidades en torno al tema. Algunas que me quedaron en flote.

Según releo el libro de López Dzur, más capto y disfruto lo leído.

Pregunta: Hace unos años le pregunté por qué su obsesión con este tema que, siendo universal en la literatura, no es necesariamente el más popular y agradable.

Respuesta (R: CLD): La pregunta es válida. Sin embargo, no crea que dedico cada libro que escribo a mencionarla y en hacer alrededor del tema de la muerte un chorro de poemas. No soy un poeta fúnebre ni elegíaco. Ni escribo para deprimir a los demás... La muerte está en todas partes, adquiriendo mil formas o manifestaciones: por ejemplo, piense en el número accidentes vehiculares, fatales, o personas arrolladas al cruzar negligente o inocentemente una calle; cuantifique en torno a los homicidios, las enfermedades terminales, las guerras, los suicidios, así y así... La violencia, como la muerte, son apabullantes y, muchas veces, aún con el luto ante los seres queridos, estos seres se pierden o se superficializan en cuanto amados por causa de rituales triviales. No basta una actitud solemne. Más o menos, por decirlo así, nos vamos insensibilizando por lo común del tema y el hecho necrológico y bruto... Vivimos en la época del muerto al hoyo y el vivo al retollo. Los sentimientos con que evocamos la pérdida humana de un ser querido o la presencia grata de ellos en nuestras vidas ya estorban... No pienso que ésto deba ser así.

P:
¿Qué me quiso decir una vez que me escribiera: «Estoy enamorado de la vida… Y la Muerte (Ella) está enamorada de mí»?

R: CLD:
Que sólo en apariencia éste es un libro sobre la muerte y la expresión social y humana del no existir más por haber fenecido y haber sido ya enterrado, llorado en novenarios y el cadáver a la postre, descompuesto en la tumba o reducido a un puñado de cenizas. Lo triste de la muerte se bloquea con el olvido. En las personas normales, se va ponieno a un lado. La vida sigue. Los que aman mucho hacen lo que yo, 'meditatio mortis' para extraer alguna lección.

P:
No hay que hacer de la muerte un culto...

R:
No. Sería terrible. Basta una meditación a tiempo sobre el buen vivir y la gratitud. Enterrar con dignidad a los que mueren...

P:
Su libro casi no toca lo que es enterrar, o cómo se hace.

R:
El mejor entierro es respeto. Un pensamiento de amor en el momento del adiós, o del funeral.

R:
Su libro tiene alegorías y especulaciones sobre el más allá...

R:
El libro se estructura sobre varias alegorías. En el sentido interno y profundo, la Muerte en torno a la que yo poetizo es la consciencia de eternidad, de belleza, de éxito, de sentido y de Bien, antes de haber muerto. Es por lo que comparo la Muerte con una Dama, con una Enamorada, con un Ser Adorable. En ese contexto, ella es la Vida deseable, el ideal de la Libertad en los cimientos de la Tierra. Cuando la Muerte / Vida se enamora de tí, se compensan y se dialogan, no hay miedo al desaparecer físicamente de la tierra ni hay miedo a trascender a otras dimensiones de energía o de consciencia. La muerte comienza en la vida y la vida se consagra, a medida que se va muriendo, con paz y con un sentido del deber cumplido cuando se estuvo encarnado.

P:
Usted es espiritualista... cree en el más allá...

R:
Me considero, en cierto modo, panteísta. No ateo. Vivir o promocionar una filosofía de la muerte no es lo mismo que una reflexión personal que la aluda, meditatio mortis. No digo que haya que vivir para otra cosa que para el buen morir; porque, de hecho, la muerte no es una especulación. Es un hecho que experimentaremos. Nos toca a todos, a unos más temprano que otros. Al envejecer y desgastarse el cuerpo, como se desgasta el árbol que dio buenos o malos frutos, al final moriremos en ese sentido literal del «fallecer» y quedar secos, sin una hojita o un tronco resistente. Nadie puede escapar a ese destino, el proceso de la muerte, ni aunque se dure más de cien años sobre el planeta... Quien vive teniendo la muerte como meta inmediata jamás descubre que la muerte es Vida / Dama / una riqueza extra / para el fin de nuestros días terrenales... De modo que hay que dejarse vivir en el cuerpo, pero sabiendo que no es un final, porque hay una cotinuidad y sucesión en la energía...

P:
Que es la reencarnación.

R:
Sí. La reencarnación. No significa que me interesa la comunicación con los difuntos en el sentido de la doctrina espiritista. No me interesa mucho lo que sea el «más allá»; me interesa muchísimo más lo que sea mi consciencia, mi ser-aquí y ahora. ¿Es eso ser espiritualista? No. A veces, parece paradoja, pero los muertos están vivos y los vivos muertos. No hay salud en el vivir de mucha gente porque sus vidas carecen de una meditación de vida, sentido, continuidad ni ética...

P:
¿Es necesario creer en la eternidad?

R:
No es necesario, basta una ética de gratitud y de amor. Después de todo, cuando nacemos nadie nos avisa ni nos pide permiso. Como existencialista práctico, repito a Heidegger. Somos seres 'arrojados' al mundo y ésto es triste si lo tomamos como una condena que anulará nuestro potencial creativo y de libertad. Lo maravilloso es que, si bien se nos arroja al mundo, también se nos arroja a la eternidad y, si así lo comprendemos, antes de morir, vivimos más felices, más armonizados con cualquiera sea la vida tras la muerte, que es siempre mucho mejor que ésta, donde la necesidad material, sus leyes y su competencia, doblegan más.

P:
Usted está convencido de que no es apropiado hablar de...

R:
En vez de valuar a la muerte como una Dama Amenazante y el Ser Macabro o los guías siniestros / demónicos que esperan en la «otra orilla», la admito como una Voz o Maestro Interior que nos prepara para el buen vivir y el bien morir aquí en el planeta... 'Mi yo soy' la muerte significa que yo la disfruto desde ahora. Me la comunico en vida no con imágenes pesadillescas o funestas, sino con imágenes de amor.

P:
En la primera parte de su libro, leyendo el poema «Invitación», escribes que se aparece "Ella, mi Loba", o La Dama Maldita del primer poema, ¿a mostrarle a usted el proceso de transición a la otra orilla, el más allá, u otra dimensión? Es cuando dice en su texto: «Ven a mi hiperespacio por tan sólo una noche». ¿Es que se puede viajar, inducido por algún visitante hacia el astral y ver ese mundo posible después de la muerte? ¿Es usted profeta?

R:
Desde niño tomé en serio mis sueños y los mensajes del subconsciente. Me gusta soñar cuando me acuesto y analizar al otro día, o inmediatamente al despertar, si hay coherencia o un orden natural de cosas en lo soñado... Mi poesía, lo mejor que haya escrito en términos alegóricos y metafóricos, es un producto de ese esfuerzo y análisis que practico desde niño. Mi «loba» nunca ha sido maldita, sino una dama que el mundo «mal-dice-y-teme». Mi loba se parece más a la que, en las leyendas empáticas, nutre a Rómulo y Remo, lactándolo para que sobreviva. Es una loba fransciscana. Que si las tratas bien, como en el poema «Los Motivos del Lobo» de Rubén Darío, se retira al bosque... Tiene una loba maldita, con fauces sangrientas, quien hostiga y crea culpas, y nunca se reconcilia con sus presuntos enemigos...[...] Es cierto que hay sueños que parecen inexplicables, misteriosos y demasiado complejos, pues hay sueños que expresan las ansiedades en la vida diaria, pero, al soñar y al gustarse de la libertad que se involucra en ese proceso, uno puede trascender hasta el hiperespacio, adquirir paulatinamente herramientas simbólicas y discernir de qué se nos hablara en tan común experiencia para todas las personas, como son los sueños, porque todos soñamos y no necesariamente tenemos que ir por el mundo jactándonos de ser profetas o conocedores especiales de alguna necrofilia...

Lo importante es, a fin de cuentas, que sí yo sueño, dialogo, con La Dama Maldita, La Zorra, con unos seres reales o simbólicos, y que los investigaré porque son Arquetipos y, como entes cognoscibles, dejan un mensaje que se relacionará a mis (los) deseos, esperanzas, miedos o fantasías. Este proceso revela el Yo oculto («hidden Self»), Yo que no cesa, un yo que es el Dragón, o el Ser, tema del quinto poema del libro en cuestión. En el libro Yo soy la muerte, si alguna enseñanza hay, es que a «la fuente bendita de La Mujer en el fango», esto es, La Loba, la Zorra, la Sabia Muerte, hay que bendecirla. Bendigo la fuente de los sueños, en cuanto me enseña el arte del bien morir (la Sabia Muerte).

P:
Le gusta soñar con muertos...

R:
Con los vivos aún más... ¿Pero quiénes son mis muertos? Por lo general, mis padres, abuelos o gente muy familiarizada conmigo. A los seres muy amados que han representado para mí unos ciertos principios de compasión, ayuda cuando la necesito, confianza y servicio, así como el principio de autoridad que representó mi padre en la familia, yo no los tiro a la borda sólo porque ya murieron. Esa comunicación y relación sigue. La cultivo. No es un emplazamiento de mi parte; pero yo la agradezco si la sueño.

P:
¿Qué dirías que es el Opus Magnus que menciona en el poema Dragón?

R:
La Gran Obra es entender el proceso de la individuación, en sentido junguiano, el paso hacia una adultez armonizada con los demás, donde se ha superado el miedo al fallecimiento y a toda la mitología negativa que se haya asociado a morir. Cuando uno cree en la vida eterna, en la reencarnación, en las leyes de compensación y ensanchamiento de la consciencia personal, cuando se diluye el ego animal en pos de un Ego real, solidario y espiritual, se cumple con la Opus Magnus, o con la Gran Tarea de la vida, y se entiende que, pese a la violencia, la mezquindad y carencias del mundo, la felicidad es posible... Observa que no estoy hablando de la piedra filosofal ni de la alquimia ni los esoterismos místicos. Estoy refiriéndome al proceso de la vida que comienza en lo precario y con lo vulnerable de un organismo, con «ADN imponderable, molecular, visible» (La Baya, Solidaridad), pero, ya corporizado, un ser sintiente que emprende su rumbo vital hacia otras transformaciones cada vez más cualitativas. En «Solidaridad», pese a ese proceso de consciencia animal que resulta al final en un morir / deterioro («fosforalización oxidativa»), se estará preparado para lo que venga y lo que viene es lo Eterno que evoco:

Vendrá
y estaré en duermevela
y yo, Carlos pupa, invocador de lo Eterno...

P:
A usted que obviamente tiene preocupaciones filosóficas y científicas le interesan los sueños y los mitos, ¿por qué? siendo que la filosofía contemporánea es más cientificista, incrédula. Lo que suceda después de morirse no se puede probar. Nadie regresa y lo cuenta y convence. Puede que sea muy subjetivo o fantasioso lo que diga...

R:
Admitiré que soy esencialmente una persona que escribe sobre los problemas existenciales. La muerte es uno tan importante como lo es la facticidad (el «en-soi» de J. P. Sartre) y la sustancia contingente, pero, desde ese existencialismo ateo y puramente humanístico de los ateos, cada vez se ha ido progresando hacia una explicación menos logificante y arbitraria. Me gustan esos huecos de salida o de conciliación… Supongamos que yo llamo a ese hueco el Ser, el «Yo escondido». Si bien, como decía Heidegger, el Ser está escondido y ultrajado por discontinuidades, el conocimiento de ese Ser, ser como autenticidad vivencial y ontológica, tiene que venir del vivir, al existir. El ser se supera pues viviendo... En la tarea de vivir y de pensar para superar los conocimientos, cosificantes y logificantes, muchas veces tenemos que acudir a ciertas argucias y temeridades. Es lo que Martin Heidegger anunció en 1927 como deconstrucción («Destruktion»). Derrida prefiere el término deconstrucción... Hay poemas en Yo soy la muerte, libro en que cito muchas veces a Heidegger, donde planteo que el Yo escondido, el ego que no cesa, no puede ajustarse al sentido de lo temporal, así como no puede darse gato por liebre. Hay un sentido originario del ser que debe ser respetado y, si bien está escondido en discontinuidades, en maleza de falsas explicaciones y raseros, es lo mejor del hombre. Es lo sublime de la naturaleza humana...

P:
¿Y por qué esa vergüenza o maldad de querer destruir lo que es sublime, o lo que tiene el ser originario como verdad o mérito?

R:
Muchas veces la conceptualización que hacemos de las cosas es muy egoísta, mezquina e hipócrita. Se intitucionaliza como tal despótica y artificialmente. Cuando se pierde la solidaridad, o se manipula la opinión de los otros para el provecho de lo que no es más que el oficialismo de la ortodoxia o el de una minoría opresora, se silencia la opción más ennoblecedora... La muerte vulgar, con el hombre explica su fallacer, es una ideología más, sin belleza, sin sutileza, sin intuiciones. Es la doctrina de la muerte del sistema que vivimos donde se la deseamos a quien el rival, como unos hijos codiciosos al padre rico, cuando especulan con herencias, o satisfacer bajos instintos u odios ocultos. Es una muerte social. Yo hablo de muertes deseables en términos de transformaciones espirituales posibles.

Personalmente, yo deconstruyo la metafísica. Quiero que se muestre o se traiga a la luz (y este es el papel de la imaginación) cómo hemos llegado a temer a lo que no debe ser temido, o cómo se han desfigurado los conceptos de libertad, alma, muerte, virtud, eternidad, historia... y, en cuanto esa es mi tarea filosófico-poética, en vez de acudir a ciertos esquematismos logificantes, como harían Kant y otros idealistas, voy a la base de cierta existencialidad que me permita redefinir, hurgar en las diferencias, descomponer cuanto quiera a las estructuras del lenguaje y los discursos, en fin, será necesario reflexionar y entrar en las malezas, en las discontinuidades...

¿Por qué tengo que admitir una verdad o una belleza o una justicia que sólo tenga su referencia, o su juicio contingente de sujeto, en el cristianismo? ¿Por qué ha de ser la tradición occidental, su pensamiento y su política, la que imponga su creer? Yo soy la muerte es una manera occidental de validar lo que, años antes, hice en mi poemario Tantralia. Para este libro previo, con una imaginería védico-hinduísta, pude utilizar por título Yo soy la vida...

Entonces, lo que hago, en aras de diferentes significaciones o extrapolaciones, es utilizar una hermenéutica realmente universal. La presencia de Heidegger que aprecio como útil en el contenido de este libro está expresada en el poema La inesencia y respondería a la pregunta, ¿por qué es una maldad destruir lo que es sublime, o lo que tiene el ser originario como su verdad o mérito?, citando el poema:

... si vives en el imperio
de la inesencia, entre entidades maquinales,
abandonado a la tribu de creencias,
presupuestos teologales, encubiertos de tradición
de codicia, crimen y sofismas, te malvives; el lenguaje
será la perpetuación de metafísicas,
el recuerdo, su fantasma abstracto,
signo de bestialidades; el gozo fascista
del poder engrama y legitima
sus dizque aportes a la historia,
realpolitik de acción hipócrita
y agresión incondicionada,
de tu humanidad.

Otro recurso, como se observa en mi libro, es navegar entre los raudales de lo onírico. Los ríos del alma. Reservas de mensaje. Los sueños son barcas para que viajemos con seguridad. No voy para invocar muertos; voy por guías para mis sentimientos e información que pueda utilizar de un modo creativo. No voy por transmundanerías. Voy por recuerdos e información iniciante, o como dijera Heidegger, el recuerdo que se interna en la historia puede ser el único (o unos de los pocos caminos transitables) hacia lo inicial… Como soy intuitivo, no temo ser neopagano ni heterodoxo.

P:
¿Qué diría sobre el elemento de erotismo de sus poemas? ¿Viene de los sueños? ¿Está relacionado a lo que Freud dijera al pensar que la mayoría de lo que soñamos tiene mucho que ver con lo sexual?

R:
Lo hay. Lo es. Mi erotismo es intenso y bello. La muerte es una dama muy ardiente en mis sueños. A veces lo que me transmite es un claro mensaje de consolidar una cercanía, calidez y aún intimidad, no necesariamente pasional, con seres que amo. Lujuria y erotismo no son lo mismo. Mis sueños aluden a que me ponga en control de los sentimientos... Fíjate hasta qué punto este libro no es una invitación a deprimirse, o un canto a los aspectos negativos del vivir, sin dominio de sí mismo, que en el mismo proceso de escribirlo, gozo las escenas que precedieron un texto.

Por ejemplo, para escribir la segunda parte de «Llámame Deseo / Alegría», me hundí en un sueño tan jarioso y cachondo que me daría rubor tener que contarlo en sus detalles. Todos soñamos con esas cosas. Para mí, ha sido como soñar que hago el amor con la más deseada, pero inalcanzable de las mujeres hermosas. Para una persona que funciona bien con su pareja y que se abstiene sexualmente, por mutuo acuerdo, porque tiene otras metas y apetencias inmediatas, como trabajar en sus libros, estos sueños eróticos son regalos. Son parte de la energía necesaria que se libera y, carajo, quien no se excita gratamente y agradece un orgasmo onírico, un reventón subliminal, una jodienda astral...

P:
¿Qué fue lo más difícil o lo pesadillesco en el proceso de reunir una colección de poemas como éstos? porque, bien que sé que hay algunos que rezuman el dolor sentido y la pérdida, asco por las injusticias del mundo... Ese romance de la Muerte y tú, esas cosas que ella / la Dama / cuenta y hace que veas, son duras...

R:
El sueño no inventa el hecho que lo inspira. No todo hay que soñarlo, o aprehenderlo de los detalles de un sueño. El sueño filtra y da una información muy pura. Intensifica la atmósfera emocional para que mejor lo absorbas. A veces, de algún evento triste presente en el sueño, lo que éste recrea con nuevas imágenes y detalles, en tu beneficio, es la forma consolante y más nutriente del mensaje. He soñado varias veces con un hermano más joven que yo, quien se murió con mucho sufrimiento moral, agonía y dolor físico. He soñado a mis padres, a mis abuelos, y vienen a darme su consuelo. O a pedir que yo consuele a otros. Me han preparado... He sido testigo de mucha aflicción y enfermedad entre los míos... La etapa dura de vivir esas muertes, sin admitirlas por lo imprevistas e indeseadas, fue parte de mi vida.

Hallarse-en-con una noticia luctuosa, tan de sorpresa, sin que estés preparado para ayudar es lo que realmente me ha afectado. O que se me informe cuando estés ausente me duele... Hay algo más doloroso que el sepelio. Es la enfermedad. Ver a la gente sufrir, aferrada a la vida y no estar ni uno ni ellos preparados para decir: Moriré en paz. No te preocupes. La muerte es irremisible. O yo decirles: mejor que mueras con tranquilidad y medites, a que sufras innecesariamente.

Siempre he sido, a mi modo, muy espiritual. La gente que más me ha amado es quien me ha pedido ayuda cuando no pueden absorber la experiencia de una muerte en sus familias. Piensan que estoy más preparado que ellos para asumir la muerte o entender su misterio. Quizás por esta razón, a partir de la muerte de mis padres y de Chato, es que emprendí el recaudo de estos poemas...

P:¿Cómo exactamente descarta usted una filosofía que logifica demasiado y que, por tanto, no le gusta? ¿Por qué su base existencial? ¿Carece lo intuitivo de un método?

R: Mi temperamento existencial no se riñe con lo intuitivo porque para lo que necesito mis dos o tres intuiciones básicas son unas cosas muy prácticas. Vivo mi ser-en-el-mundo / mi ser-ahí muy localizado y focalizado desde el plexo de mi corazón, más sentimental que místico. Vivo una extraña tensión porque siendo heideggeriano, muy adscrito a conceptos, a desgranar doctrinas, soy intuitivo y me mortifica, o desafía serlo; yo no deseo ser ni hermético ni místicador, algo que aún no comprendo del todo.

No soy un sufridor, no. Yo aposté mi corazón a las emergencias, al epicureísmo. Soy entretejedor tántrico de ideas y emociones y optimista, casi absurdo. Admití la responsabilidad de vivir a tenor con las leyes naturales y evolucionarias. Admití la ambición vital, la líbido, el deseo y su conato de Delicia. A mí no me avergüenza que tenga mis comportamientos de primate bípedo y un diente agudo para el pan duro. Lo que yo pueda aprender, o vehiculizar o comer espiritualmente, lo que pueda ser mi proyecto en lo deyecto, que lo aprenda yo despacio, pero bien aprendido… Esto es precisamente por lo que digo que tengo unas pocas intuiciones. Todo me cuesta mucho como si yo fuera un animal humano, sin racionalidad sofisticada, y me vea ante experiencias muy sutiles; pero, sea lo que sea, un animal de fe. Fe en la esperanza, fe en lo creativo. No fe ciega de secta caraita ni de seguidor de una Tannaim supersticiosa.

La fe mía se parece a la actitud de Eva que se jugó al azar el todo por el todo cuando le dijeron 'conoce y decide'; prueba y come; al punto, cosechó el libre-albedrío y hoy se habla de Ella como una serpiente tentadora, el espejo del Demonio. Se habla también de los dos árboles, uno del Bien y el Mal. Uno de Vida. No condeno a Eva, me gusta su alegoría. Eso es un misterioso asunto, misterio que me atrae y desafía: Que no pueda darse un Bien Completo, el Tov Meod, sin que Dios lo asigne porque somos prisioneros del Yetzer Hará. El libre albedrío es la posibilidad que tiene el hombre de desafiar lo Absoluto, separarse del Bien, léase Dios o la Verdad o la Realidad en mayúsculas, eso es inquietante y existencial. Es lo que se llama la Caída, la separación o el arrojo. El ser arrojado de Heidegger.

P: ¿Desconfía usted de lo intuitivo? Leí de la contratapa de «Yo soy la muerte» este planteamiento: que el libro es «fruto de una mente intuitiva que no desvirtúa ni menosprecia el aquí y ahora ni la oralidad ni el mito. No lo histórico ni lo sociológico». ¿Qué significa? ¿Ecleticismo filosófico? ¿Que cree que no hay iluminación prospectiva para el ser humano ni Verdad absoluta ni una creación dual en la que la inteligencia perfecta de Dios es el Creador u Objetivo infinito? ¿Por qué se aferra a las vías de la oralidad, el mito, la sociología, el aquí y ahora?

R:
Tengo muy pocas intuiciones religiosas, es decir, de lo Absoluto y lo mejor de lo que admito son intuiciones de aplicación existencial, tan simples como éstas: Creo en la aceptación de la paz, en la armonía, que nace de una integridad o autenticidad del ser. Eso lo aprendí de Heidegger, quien no era judío para clamar el Shalom y el hashlamá; Heidegger que sabía equivocarse peligrosamente y rectificar. Creo que hay una esencia de dolor, Vayehi / Lashon Tzar en la Naturaleza. Un poema que titulé «Estado gestatorio», en la Primera Parte, dice:

Te contaré que muy pocas veces es feliz el mundo;
pero, con geografías generosas,
yo fui madre querida, rueda de timón
y Sirena y pez, con rumbo, alegría.

El mundo es un dolor de parto,
permanente estado gestatorio,
incesante sucesión de formas nuevas,
molicie atroz de lo caduco... mas canta,
poeta, mis creaciones, no pierdas la memoria
de que yo también sufro y canto,
y estoy muerta por tí de amores.
Deseo que tú perdures
y me cantes.

Creo en las Puertas / el Daath / hacia un mundo mejor, hacia una superación de la consciencia. Creo en la muerte como el filtro y en la reencarnación como aprendizaje, proceso sucesivo y continuado de vidas o encarnaciones. Tengo la intuición de que existen los ángeles, entidades superiores al hombre. U hombres perfectos que dominan dimensiones densas y visibles y itras cuánticas, inmateriales... Creo en la relatividad del tiempo y, en sabios que han ido un poco más allá que el soñar, en ese sentido en que sueño yo cuando extraigo de él poesía y coherencias, o deconstrucciones filosóficas en el sentido de Derrida.

... Creo en un ego que cesa, se desintegra, pero también en la energía con memoria que es no es el cuerpo presene, sino algo más sutil e imprescindible. Digamos mejor, es el espíritu, el Atman. Alma espiritual distinta a las almas de una lagartija o un gato. Alma ideológica y sensual del simio-humaano.

Esto sí lo aprendí del judaísmo, en particular, de Eliyaju de Vilna, Maimónides y Spinoza, a quienes leo con la misma fruición que a los Evangelios o los Libros Védicos.

P:
No has mencionado todavía que este libro tiene una influencia portuguesa e italiana, es decir, la de Gil Vicente y Dante Aligheri, quien incorporó a Caronte en la mitología cristiana en el Libro III de La Divina Comedia.

R:
El barquero del río Estigia, o del Aqueronte, está en mi libro. Es el Caronte de Dante. No me interesa el pintarlo como un anciano flaco y gruñón, con vestimentas oscuras y con antifaz ni como un demonio alado con un martillo doble. En algún texto, él si elegía a sus pasajeros entre la muchedumbre que se juntaban en las orilla del misterioso río, entre aquellos que merecían un entierro adecuado y podían pagar el viaje. Todo está muy codificado en mi libro... A veces mi Caronte está en el Cementerio y yo lo transformo en Juanito Pana, u otros enterradores, vecinos del Pueblo del Pepino (San Sebastián del Pepino, en Puerto Rico)... La primera referencia de Caronte que yo leí que es de origen egipcio la dio Diodoro Sículo; pero, obviamente, Gil Vicente es quien estructura estos viajes a la Otra Orilla de los que vuelvo a reelaborar...

P:
Respecto al título, en una carta me dijíste, que está inspirado por una canción popular en el Caribe, de Ismael Rivera... un salsero...

R:
Sí. «Maelo» Rivera, entonces del grupo Cortijo y su Combo, fue una influencia. Lo escuchaba desde niño. Me gusta la «plena», género musival que él cantaba y una fue «Yo soy la muerte». Cuando escribía este libro, ponía la música del Sonero Mayor, de Maelo y Cortijo...

P:
Como poeta, ¿tienes otros rituales para escribir?

R:
Escribir es algo que me gusta hacer a cualquier hora de la noche. Medito mucho, elucubro recostado, en soledad. Trato de soñar con mis temas y despertar para dejar apuntes. Lo importante es obsesionarte con el tema; leer mucho antes de escribir, meditarlo obsesivamente...

P:
¿Algún poema de ese libro que sea tu favorito?

R:
Por supuesto. «Elegía en la muerte de Chato» y el que dedico a la muerte de mi mamá.

P:
Son muchos tus libros poéticos. ¿Cuántos?

R:
Más de una docena. Y muy diversos.

P:
¿Alguno que te guste más que otros?

R:
En todos hay algo especial. Pero, en conjunto, son libros como «El hombre extendido» (que tiene dos ediciones) y fue premiado por el Departamento de Español y Portugués de la Universidad de California, Irvine, y mis poemarios intimistas, como «Teth, mi serpiente» y «El libro de la amistad y el amor», los que más me gustan porque me han ayudado a encontrarme a mi mismo. Hay libros que los escribo porque son necesarios, son los más, aunque no son los que más me gustan. Son libros políticos, o en cierto modo, protesta social. Mencinaría, por ejemplo, «El libro de la guerra», «Cuaderno de amor a Haití», «Lope de Aguirre y los paraísos soñados», «Canto al hermetismo» y otros.

Carlos López Dzur, miembro de la Generación de Escriores y poetas del Setenta en Puerto Rico. Comenzó a publicar sus libros en los 80; educado en la Universidad de Puerto Rico, San Diego State University, Universidad de California y Montana State. La mayor parte de su obra expuesta en las redes de la internet. Se ha dedicado a la enseñanza de Historia y Filosofía Contemporánea y el periodismo. Tiene más de una veintena de libros escritos (prosa y poesía).

Entre otros, «Teth mi serpiente», «Tantralia», «Lope de Aguirre y los paraísos soñados», «Berkeley y yo», «El pueblo en sombras», «Heideggerianas» y otros.

Yo soy la muerte

«Ya va a venir el día, pónte el alma
Ya va a venir el día, pónte el sueño
Ya va a venir el día, pónte el cuerpo
Ya va a venir el día, dobla el aliento,
triplica tu bondad rencorosa
y da codazos al miedo»:
César Vallejo
No, no. No, enano mío, hijo de mis fuegos
interiores, pez de mi Obra en los cinco sentidos,
no me llames Deidad ni diosa
ni Autoridad ni super-Ente.

Tú sabes ya, te lo dije, cómo vengo
a la mujer y al hombre. Tú sabes
el dolor ontológico del Parto e investigas
la Gran Obra del misterio del Ser, tú, heiddegeriano
gorgojito de mi gozo, gusano de Jacob.
No me llames Diosa ni te escondas
en miedos ancestrales.

Tú sabes quién soy: ¡Yo soy la Muerte!

2.

Te puedes levantar
y, a flor de labios, musitar bendiciones,
evitar que la mañana coma pulgas o trague polvo.
Te puedes aromar de optimismo
con tal que puedas reinventar calendarios
y cepillar antipatías y opresiones ajenas
contra tu mismo hirsuto pelo cotidiano.
¡Pero la muerte te mira!

Con el hueso de los muslos.
cadereas la felicidad hecha promesa
como placer de la piel y las piernas;
en fin, hay días para soñar,
perfectos días que no tienen iguales.

Oyes que alaban al sol hasta las ratas pudridas,
lo que no evita, después de todo,
el oculto lado oscuro, donde la bestia muerde,
el sótano donde alguien vive
haciendo miel del cansancio
y meditación de la alegría.

Y cuando bajas o subes
a ese escondido tendedero de muecas y cicatrices,
te mugen hasta las sombras y las ranas del patio.
Te llevan cucarachas y sal a la boca.

Es cuando el día muele su vendaval de decepciones.
Frente a los ojos, te anuncia el Decaer
para que sepas lo sucio, raído, malcortado de tus ropas,
a pesar de ese hueso alegre que te danza
y el zapato social con que ilusionas.
ideológicamente, la satisfacción.
el progreso y la historia de tus credos.
que apuntan, dificultosamente,
hacia la esperanza.

Bozeman, Montana - Abril 1987

Reproducido de la revista del grupo AERA / Argentina. De «Yo soy la Muerte», hay una edicíón en papel, publicada en los EE.UU, con la siguiente portada.



Ver reseña de sus libros
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1ra. Convocatoria al Estudio de la Historia del Pepino / 2da. Convocatoria / El pacto de los Fundadores / estampa pueblerina / Sequoyah / Núm. 70 / 69 / 65 / 62 / Cristina Valisakis / Ojo por ojo / cuento /